Las boquillas de baja presión, además de otros elementos para que el suministro de agua resulte más eficaz, han supuesto economizar gastos en la explotación de los hermanos Gago. Usan también un variador en la bomba del pozo del que se abastecen
La eficiencia en el riego no es ningún proyecto de futuro. Se trata ya de una realidad del día a día. De una dinámica en la que el agricultor está obligado a ser partícipe en carnes propias para garantizar la rentabilidad de su explotación. Sobre todo si la actividad implica unos gastos que pueden echar a pique todo cuando, a final de campaña, no salen los números. Por ejemplo, el regadío.
A Ricardo Gago no le caben dudas. En la explotación de 227 hectáreas que gestiona con su hermano en la localidad vallisoletana de Casasola de Arión quedan pocas cosas al azar. Hace poco tiempo que que instalaron un pívot RKD con boquillas de baja presión. Antes habían adaptado de igual manera otros tres. Y está contento. “Ahorramos así entre un 30 y un 35% en la factura de la luz”, asegura Gago con un orgullo en el que se mezclan el trabajo bien hecho y la satisfacción que proporciona el saberse previsor. RKD Irrigación, la empresa con sede en La Cistérniga (Valladolid), instala en todos sus equipos las boquillas de baja presión.
Los aspersores más usados son de tipo espray, con pequeño tamaño de gota y menos alcance que los rotativos. Estos últimos se caracterizan por un tamaño de gota un poco más grande y mayor alcance. Las presiones de trabajo de ambos se sitúan típicamente entre los 0,7 y 1,4 bares.
RKD calcula el equipo de riego de todos sus sistemas atendiendo a los aspectos técnicos del proyecto de riego. Un sistema tipo pívot o lateral necesita del orden de dos bares menos de presión si comparamos con la aspersión clásica o los grandes aspersores, y un bar menos que los sistemas de riego por goteo. Esto es gracias a que los fabricantes de emisores han basado sus últimos desarrollos en minimizar la presión necesaria para el funcionamiento correcto del aspersor.
Los hermanos Gago también disponen -con el mismo propósito de economizar en los gastos- de variador en el pozo. Permite controlar la velocidad a la que trabaja la bomba, de manera que el arranque y la parada son progresivas.
Todo con la vista puesta en la cuenta de resultados, sin dejar de lado lo agronómico. “Hay que mirar los costes. Mi padre regaba de otra manera, con tubería diferente… Usamos la baja presión para ahorrar. ¡Es a lo que tenemos que ir!”, proclama Ricardo Gago.
En la zona en la que ubicaron hace cuatro temporadas el pívot riegan 7,5 hectáreas de remolacha. Además, tienen 2,5 hectáreas con tubería de aluminio que lleva las llaves enterradas. Todo de RKD.
Les animó a modernizarse la experiencia que ya tenía un amigo agricultor con idénticos sistemas. Y para la mejora de la explotación se asesoraron en Aimcra.
Siempre a mano
Vieron claro cuál era su camino y echaron a caminar por él. De regadío tienen 105 hectáreas en las que este año han puesto colza, remolacha, adormidera, girasol y trigos fuerza y para pienso. En el secano cultivan cebadas y trigos.
Que sea una empresa de la región, aunque venda en varios continentes, es algo a lo que Gago le da importancia. “El servicio postventa es fundamental, que cuando tengas una avería te responda la casa…”, enfatiza el regante de Casasola de Arión. Tan cerca que tarda poco más de diez minutos en ir de la finca a la fábrica de RKD.
El futuro del regadío lo ve con optimismo, siempre que haya un criterio en cuanto a costes e ingresos. “Antes poníamos maíz, pero hemos dejado de sembrarlo por el precio. La remolacha… es remolacha. ¿Qué vas a poner si no? Hay que tener un equilibrio en los cultivos”, argumenta Ricardo Gago.
