En agricultura la llegada del buen tiempo coincide con la intensificación de los trabajos en el campo; de hecho, después del invierno, marcado por un estancamiento aparente pero que oculta procesos fundamentales para la siguiente productividad de los cultivos, comienza el momento de la siembra y de los trasplantes.
Sin embargo, es un momento afectado por la condición de sequía que caracterizó el año pasado y que nos ha acompañado también este año generando un déficit en las reservas de agua embalsada.
Se añade un segundo reto: en los últimos años, cada vez más frecuentemente, vivimos fenómenos meteorológicos extremos que conllevan una gran cantidad de agua que cae de golpe.


Esto nos impulsa a pensar en una readecuación, o más bien, una reconsideración de la gestión del agua y del riego, en particular durante la primavera y el verano cuando la demanda es mayor, poniendo especial atención en el comportamiento climático y en su impacto en nuestro medioambiente.
Organizarse para almacenar el agua cuando sea posible es, para nosotros, un punto de partida. Para ello se pueden utilizar cisternas flexibles, que tienen una óptima capacidad –de 100 a 200 m³ de agua– . Esta solución es la más aceptada por los agricultores por dos motivos importantes: los costes son relativamente bajos y no se requieren permisos para la instalación porque sólo se deben apoyar las cisternas sobre el terreno.
Otra opción, sin duda más costosa pero estructural, es la creación de pequeños lagos o balsas de gran capacidad. Esta modalidad se puede construir dentro de la propia empresa agrícola, pero tienen costes elevados y presentan problemas desde el punto de vista burocrático-administrativo.


De todos modos, el almacenamiento del agua mediante depósitos flexibles o balsas implica una segunda gran ventaja, es decir el ahorro energético. Extraer el agua almacenada de esta manera, con respecto a su extracción de un pozo, evita el uso de una bomba de profundidad, siendo suficiente una bomba con una absorción menor, con un consiguiente ahorro económico considerando los costes energéticos elevados. De hecho, se podría utilizar el pozo en las horas nocturnas, cuando la energía cuesta menos, almacenando el agua en los depósitos, para luego regar los cultivos durante el día, utilizando bombas de superficie de consumo menor.
En el vídeo con Matt el agricultor, donde de la mano de CAPRARI visitamos la empresa agrícola Trentini, descubrimos la gestión del ciclo del agua que realiza esta explotación agrícola:
APLICACIÓN: EXTRACCIÓN AGUA POZO | APLICACIÓN: ALIMENTACIÓN RIEGO POR GOTEO | APLICACIÓN: INSTALACIÓN ANTI-ESCARCHA | APLICACIÓN: INSTALACIÓN DE DRENAJE |
Bomba sumergida 6”Energy E6P35 4 estadios Caudal 10 l/ seg. Altura 25 m Potencia 15 CV | Bomba monobloc Con motor IE3 Caudal 20 l/ seg. Altura 40 m Potencia 20 CV | Bomba normalizada NC250 Caudal 150 l/ seg. Altura 40 m Potencia 180 CV | 2 Bombas sumergibles K+Energy KCM080 Caudal 10 l/ seg. Altura 15 m Potencia 7,5 CV |
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