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viernes, abril 19, 2024
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Semillas nativas, una oportunidad para optimizar recursos y afrontar la pérdida de biodiversidad

Los ecosistemas reproducidos a partir de flora autóctona son más resilientes y aprovechan mejor el agua y el suelo

Las semillas nativas suponen una oportunidad para restaurar ecosistemas resilientes, hacer frente a la pérdida de especies, llenar de vida nuestros suelos y facilitar la reproducción de polinizadores ante la actual pérdida masiva de biodiversidad y la falta de recursos como el agua. Crear ecosistemas fuertes más parecidos a los del entorno les permite ser más eficientes y con un enorme potencial de supervivencia. 

En esta línea de trabajo, Fundación Global Nature (FGN) participa en el proyecto Interreg SUDOE Fleurs Locales, que intenta, junto a expertos de Francia y Portugal, poner en valor el uso de las semillas nativas como recurso potencial para recuperar espacios degradados. Tras más de dos años de trabajo, los primeros resultados en España señalan la existencia de una normativa rígida y compleja que sostiene una cadena de valor que no puede atender las necesidades de la demanda, “lo que impide el uso sencillo y masivo de estas semillas por el consumidor final”.

“Las semillas nativas son imprescindibles cuando el proyecto de restauración se da en una zona de alto valor natural, es decir, un espacio natural protegido o similar, porque la prioridad es garantizar la expresión genética de la comunidad vegetal pre-existente”, explica Jordi Domingo, coordinador de proyectos de FGN y técnico de Fleurs Locales. Para Domingo, el propósito de “crear negocios verdes” alrededor de estas semillas y movilizar a todos los agentes implicados sigue siendo parte de la solución.

Semilla, origen de vida

Fleurs Locales ha permitido que expertos de diversas disciplinas pongan en el centro del trabajo las características básicas que hacen a estas semillas imprescindibles en los procesos de restauración ecológica y de recuperación de biodiversidad. Han destacado, sobre todo, la calidad de esa semilla y la necesidad de que sea nativa, es decir, que proceda del lugar en el que se va a sembrar. Esa condición le permitirá tener un índice alto de éxito en la implantación y, además, ser más rentable en su aprovechamiento de los recursos y crear ecosistemas fuertes, más resiliente a las amenazas del calentamiento global, con más posibilidades de sobrevivir y autoperpetuarse.

De hecho, en el marco del proyecto Fleurs locales, se definen las semillas nativas como el material de reproducción procedente de la flora autóctona que se recolecta lo más cerca posible de la zona de intervención y que mantiene las características fenotípicas y genotípicas de las poblaciones silvestres de la zona. Esto garantiza una mejor adaptación a las condiciones locales, un mejor rendimiento de las plantas introducidas, e incluso una mejor capacidad de autorreplicación; brindan defensa a largo plazo contra malezas invasoras; cobijan a los polinizadores locales y la vida silvestre; mejoran la vida el suelo y ayudan a reducir la erosión. “Además, son grandes soluciones para espacios urbanos que, además, permiten añadir el toque estético, pues al final serán flores”, añade Domingo.

Nuevas fuentes de semillas: el empacado de pastos naturales

“Lo cierto es que los proyectos de restauración requieren grandes cantidades de semillas nativas, semillas concretas, pero la cadena de suministros no está ofreciendo estas posibilidades”, explica por su parte Laura García, coordinadora del Fleurs Locales y técnica de Fundación Global Nature, quien ha liderado, además, un estudio sobre la obtención de estas semillas a través del empacado de pastos naturales.

“Contar con semillas específicas requiere un trabajo extenso y anticipado, que incluye recolectar semillas nativas en la naturaleza o cultivar plantas para producirlas”, apunta Laura García. El trabajo de las pacas, con la colaboración del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (CICYTEX) se ha realizado en la dehesa El Baldío, propiedad de la FGN, porque se trata de una dehesa que está en proceso de restauración de suelos y de pastos.

Aunque esta es la línea más avanzada, el trabajo en la dehesa no es el único. En estos años se han desarrollado varios proyectos piloto en Valencia con socios como La Estació Expermiental Agrària de Carcaixent o el propio Ayuntamiento de Valencia.

Soluciones basadas en la naturaleza

Este proyecto trabaja con lo que se conoce como “soluciones basadas en la naturaleza”, esto es, acciones o procesos que utilizan los principios de la naturaleza para dar solución a distintos problemas relacionados con la gestión territorial y urbana como la adaptación al cambio climático, la gestión de los recursos, del agua, la seguridad alimentaria o la calidad del aire y el entorno.

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