La campaña castellanoleonesa de girasol ya empieza a ver el final. Las siembras ya están muy avanzadas, tal como atestigua Carlos Blanco, de Koipesol. La falta de humedad ralentizó días atrás las labores. El terreno, en el sur de la Comunidad, quedó demasiado seco tras pasar el cultivador. Había que esperar a que cayeran algunas gotas.
En León y Valladolid está finalizada la tarea y en Segovia muy avanzada, mientras que en el norte de Palencia y Burgos iniciaron la sementera hace tres semana. En Soria acaban de empezar, según apuntan en Copiso.
Si llueve algo más saldrá todo a pedir de boca para el girasol. Blanco calcula que la superficie que ocupará este cultivo será similar a la del año pasado. “Si caen dos o tres tormentas para compensar la falta de bodega sería perfecto”, desea el técnico de Koipesol. Coincide en esta percepción José Antonio Blanco, delegado de Sebla. Cree que la extensión de girasol será similar a la de 2018. O puede que incluso algo mayor.
El delegado de Sebla espera que se cumplan algunas previsiones que prevén, de una forma u otra, lluvias en junio y julio. “Cuando vengan los calores, si no llueve, cómo será la cosecha ya es otra cosa…”, medita.
José Luis Sanz, de Agricultura y Genética y de Iberia Norte en Euralis, constata que la demanda de alto oleico se está dejando notar esta campaña. Los precios subieron cuando apenas quedaba de la anterior cosecha y eso ha espoleado más el interés. “Siempre hay un diferencial de precio”, justifica Sanz.
En Castilla y León se pondrán de los diferentes tipos de girasol alrededor de 280.000 hectáreas, algo parecido al último año, prevé.