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viernes, abril 19, 2024
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Consideraciones para una campaña sostenible de maíz

En años con posible falta de agua debemos extremar medidas a la hora de optimizar el riego, pero también prestar atención a ciclos, fecha de siembra y marco de plantación

Luis A. de  Juan. Ingeniero agrónomo de LESA

El contexto ambiental de siembra es diferente al de la campaña pasada en diversas zonas maiceras de Castilla y León. Nos encontramos con los pantanos con baja acumulación de agua, por lo que el principal problema para el cultivo del maíz, una de las especies que más necesidades hídricas necesita, será la sequía o falta de agua de riego.

Desde LESA pretendemos analizar en este artículo la escasez de agua de riego aportando nuestros conocimientos sobre el cultivo de maíz para que los agricultores realicen las elecciones y manejo más idóneo.

Un uso eficiente

La planta de maíz es una de las más eficientes con respecto al uso de agua, pues aproximadamente para la producción de un kilo de materia seca absorbe unos 350 litros de agua; a la hora de realizar la conversión de luz solar en energía esta planta es de las más productivas por fijar el CO2 en diferentes compuestos intermediarios que contienen cuatro átomos de carbono (planta C4) y no tres, como en la mayoría de las especies cultivadas en nuestras zonas (plantas C3).

Esto hace que con un gasto menor de energía y menor pérdida de agua en la transpiración se consiga mayor capacidad de materia seca.

Al mismo tiempo, se ha de tener  en cuenta que el maíz también vegeta menos tiempo para obtener incluso más cantidad de materia seca que otras especies C3 (remolacha, trigo, alubias…).

En general, las necesidades de riego teóricas totales se situarán entre los 6.000 y los 8.000 metros cúbicos por hectárea, dependiendo de la zona, la climatología, el suelo y, cómo no, el tipo de riego durante la campaña.

Nuevos híbridos, mejores cosechas

Desde LESA, para la presente campaña se recomienda utilizar los nuevos híbridos de maíz, que consiguen una mejor cosecha en ambientes con limitaciones de agua. Obtienen este resultado por incorporar genes que influyen en el control estomático (orificios de las hojas por donde transpira la planta), reduciendo las pérdidas por la transpiración y manteniendo la fotosíntesis, incluso reduciendo el aporte de agua. Por ejemplo, estas variedadess son las que incorporan el distintivo Optimum® AQUAmax.

También cabe considerar que en zonas con limitaciones de agua hay que elegir ciclos más cortos que implicarán en general un ahorro de agua. Simplemente quince días pueden ser cruciales para el éxito de la cosecha.

Elección de ciclo

Las siembras tempranas suelen ser más ventajosas que las tardías, ya que en principio van a necesitar menos riegos. Al comienzo la planta vegeta como una planta de día largo y se obtiene un mayor desarrollo del sistema radicular. Eso sí, también se corre el riesgo de formar la mazorca a mayor altura.

Cabe considerar para este caso que la fecha de siembra debe evitar el riesgo de heladas, y que el suelo debe tener preferiblemente una temperatura de doce grados centígrados a una profundidad de cinco centímetros.

Con vistas a la campaña debemos tener en cuenta que, si se siembra denso, se conservará o habrá mayor humedad, ya que el suelo quedará cubierto en menor tiempo. En sentido contrario, debemos considerar el inconveniente de que el aire circulará con mayor dificultad, lo que puede dar lugar a la aparición de hongos.

Un riego racional

Si pensamos en la fisiología del maíz, podemos realizar una trayectoria de riegos racionales y señalamos que:

-Hasta que la planta empieza a emitir la séptima hoja, las necesidades de agua son mínimas y el maíz prácticamente no es sensible a la falta de humedad.

-Desde la séptima hoja hasta la floración el estrés hídrico afectará al crecimiento vegetativo y también con bastante consideración al número final de hileras, longitud y número de óvulos fecundables (granos) de la mazorca. Aquí las pérdidas pueden representar hasta un 50% si el estrés es muy severo.

-Debemos saber que el transcurso de la polinización y la fecundación será el periodo de máxima sensibilidad a la falta de agua y podría llegar a producir hasta un 100% de merma del rendimiento final.

-En el periodo que precede a la floración (unos 20 días) y en el que le sigue (15 días) se concentrará más del 45% de las necesidades totales de agua.

-Ya en el periodo siguiente, hasta el llenado de grano, la falta de agua tendrá una notable influencia pero esta decrece a medida que se acerca la maduración de grano.

En cualquier caso siempre, y especialmente los años con posible déficit de agua de riego, se debe controlar este suministro, estimular la profundidad del sistema radicular y reducir la escorrentía.

También debemos prestar atención al incremento de la infiltración, el control de malas hierbas, minimizar en lo posible la evaporación, mejorar la distribución geométrica y densidad de siembra, optimizar las conducciones de agua, utilizar sistemas de riego lo más eficientes posible y, como hemos puntualizado, mejor realizar siembras tempranas con la selección de ciclos y características de los híbridos más adecuados.

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