Iván Álvarez. Asegrain
Agua, sol y guerra en Sebastopol. Esta frase popular, que hemos escuchado desde niños, viene de la situación vivida en los campos de producción de cereales de Castilla en el siglo XIX, y si bien la autoría no está clara, fue recogida por don José María Bernaldo de Quirós en su ‘Manifiesto del Hambre’ en 1854.


Hacía referencia al dicho popular acuñado en esos años donde las cosechas en Castilla fueron buenas y la guerra en la península de Crimea, en al aquel momento entre el Imperio Ruso y la coalición formada entre otros por Reino Unido, Francia, Imperio Otomano… provocaba que los barcos no salieran del puerto de Sebastopol y por tanto el cereal nacional estuviera más caro de lo habitual en la época.
En este momento estamos viviendo algo parecido, pero con la diferencia que nuestra cosecha no ha sido buena, sino ha sido regular en algunas zonas y mala en otras.
La situación del mercado de cereales nacional, se encuentra en un momento de “parálisis total”, mientras los productores esperan que la situación del Mar Negro beneficie a los precios (como en el siglo XIX), los consumidores no se atreven a acopiar cereal, a unos precios que ellos consideran históricamente “altos” y con un miedo importante a la reducción de consumo a la vuelta del verano, máxime con la nueva subida de tipos de interés, por parte del Banco Central Europeo el pasado 27 de julio 0,25%.
A todo esto debemos añadir unos “mercados de futuros” de materias primas agrícolas mundiales, totalmente “desquiciados” donde por ejemplo en el mercado de Paris de trigo, para el vencimiento Septiembre de 2023, de la cotización más baja del viernes día 21 (246,5 €/Tm) a la más alta del lunes 24 de Julio (265,5) hubo 19 €/Tm, para después a lo largo de la semana volver a la “casilla de salida” cerrando el jueves día 27 de Julio en 252,5 €/tm.
Debemos recordar que los mercados de futuros son mercados financieros, y si bien los mercados físicos (la compraventa del cereal como tal), los utilizan como referencia, cuando la volatilidad es tan grande en estos mercados reales no siguen dichas tendencias, ya que no tendría sentido que tuviéramos variaciones de 15 €/Tm de un día para otro, en un sentido y en otro.
Y los mercados de futuros quedan simplemente como mera herramientas o instrumentos financieros, para los grandes fondos de inversión o especuladores, que viendo la enorme volatilidad de los mercados buscan obtener importantes rentabilidades a su dinero, sin ningún interés en las materias primas agrícolas como tal.
Por tanto, en este momento podemos decir que los mercados se encuentran muy poco operados en general, las lonjas por su forma de cotizar, les cuesta seguir a los precios y su volatilidad tanto en las subidas como en las bajadas, y la mayoría de las operaciones que se están realizando se hacen en puertos, con cereal de importación.
Ya veremos, en unos meses, si hemos actuado correctamente guardando el cereal y no vendiendo, permitiendo que llegue grano de importación a zonas tradicionalmente excedentarias como Palencia, Burgos, León o Cuenca, y la “guerra en Sebastopol” nos permite vender nuestra cosecha a más precio, o nos ocurre como la campaña anterior donde hemos tenido bajadas superiores al 25% del precio desde las cotizaciones de Julio 2022 a los precios de inicio de la campaña 2023.