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El nuevo Plan Hidrológico de la CHD prevé 20.000 hectáreas más de regadío

El regadío es la única clase de uso en la que habrá incrementos significativos durante los escenarios futuros, con el horizonte de 2021. El Plan, “equilibrado y sensato”, incluye la modernización de unas 25.000 hectáreas de cultivos con una inversión de 224 millones

El pasado día 31 de diciembre de 2014 se inició la información pública del borrador del Plan Hidrológico del Duero (2015-2021). Aunque el Plan hidrológico vigente se aprobó en 2013, debería haberse aprobado en 2009, retraso que no ha beneficiado a España tanto por posibles sanciones económicas como por su imagen en materia de medio ambiente dentro de la Unión Europea. La Directiva Marco del Agua exige que los planes hidrológicos se revisen cada seis años, por lo que corresponde a 2015 la primera revisión, algo muy importante para garantizar que los fondos europeos de desarrollo regional y de cohesión lleguen a España hasta 2020. 

Los objetivos generales que persigue el Plan hidrológico son evitar el deterioro adicional de las aguas y alcanzar el buen estado, atender las necesidades de agua en la cuenca y mitigar los efectos indeseados de las inundaciones y las sequías. 

La cuenca del Duero es la mayor de la Península Ibérica. Administrativamente está compartida entre España (80% del territorio) y Portugal (20%). Su parte española, sin embargo, con más de 80.000 kilómetros cuadrados pasa a ser la segunda del país. Vierten en ella territorios de las comunidades autónomas de Castilla y León (más del 98%), Galicia y Cantabria, con caudales significativos. También, pero con superficies mínimas, Asturias, Castilla La Mancha, Extremadura, La Rioja y Madrid. 

Los recursos hídricos totales se han evaluado en unos 12.600 hectómetros cúbicos por año. Las demandas brutas de la parte española de la cuenca ascienden a 4.500 hectómetros, de las que 4.120 corresponden a usos agropecuarios y acuicultura, y 325 hectómetros están destinados a garantizar el abastecimiento de algo más de 2,2 millones de habitantes. Las exigencias de los convenios internacionales con Portugal representan 3.800 hectómetros cúbicos por año. 

560.000 hectáreas 

El regadío es el mayor usuario consuntivo en la cuenca, con una demanda próxima a los 3.800 hectómetros para garantizar las necesidades de 560.000 hectáreas de regadío. Del volumen total demandado por el regadío, casi la cuarta parte procede de recursos subterráneos, siendo el resto aportado desde recursos superficiales. Es variada y extensa la carta de cultivos si bien hay un claro predominio de los cereales, cultivos industriales y leguminosas. En general, las producciones, con dotaciones unitarias brutas próximas a los 7.000 metros cúbicos por hectárea y año, son claramente superiores a las que se obtienen en secano, dando lugar a una productividad del orden de 2,6 veces superior. 

De hecho, el regadío es la única clase de uso en la que se prevén incrementos significativos durante los escenarios futuros que estudia el Plan Hidrológico, planteando un incremento de la superficie en 20.000 Hectáreas con el horizonte de 2021.

El Plan evalúa la garantía de suministro de los regadíos existentes. En esa evaluación se destaca que, en la actualidad, hay 165.000 hectáreas que presentan algún déficit de suministro. Sin embargo, el déficit total evaluado se sitúa en el entorno de los 80 hectómetros cúbicos, es decir, menos del 8% de la demanda de agua teórica de dicha superficie (7.000 metros cúbicos por hectárea). Los principales problemas se producen en los regadíos concesionales desde ríos no regulados que no tienen garantizados los riegos estivales. 

Para tratar de reducir ese déficit, el Plan Hidrológico plantea una serie de medidas dirigidas a dos objetivos: reducir las exigencias de agua del regadío a través de las modernizaciones y aumentar la oferta de nuevas regulaciones. 

El Plan prevé la modernización de unas 25.000 hectáreas con una inversión de 224 millones de euros. Las zonas con más necesidad de modernización son aquellas que presentan mayor déficit de suministro como son los regadíos en zonas no reguladas y las zonas reguladas del Carrión y del Órbigo. 

En cuanto a las nuevas regulaciones, éstas se centran en los sistemas Órbigo, Carrión y Cega-Eresma-Adaja. Las dos nuevas balsas laterales del Órbigo, en los arroyos de Morales y La Rial, aportan 34 hectómetros cúbicos adicionales de agua. Ello supone que todos los regadíos dependientes de Barrios de Luna alcancen la garantía de suministro adecuada, manteniendo las restricciones ambientales de caudales ecológicos que el Plan exige en el sistema. 

Las tres balsas del río Carrión, en el arroyo de la Cueza y Fuentearriba, con capacidad de 47 hectómetros se abastecerán de sus propias cuencas, así como de aguas de invierno procedentes del río Carrión. Con estas balsas se mejora la garantía de las 46.000 hectáreas que dependen de las regulaciones actuales, aunque persistirá la dependencia del trasvase desde el Esla, para tener una plena garantía ante cualquier circunstancia sobrevenida. Si se ponen en marcha todos los regadíos ligados a Riaño, previstos en el Plan para 2027, y, por tanto, se condiciona ese trasvase, solo se podría ofrecer garantía de suministro si se abordara una modernización masiva de los regadíos del Carrión. 

Modernizaciones 

En el Sistema Cega-Eresma- Adaja se prevé la construcción de los embalses de Ciguiñuela, Carbonero y Lastras de Cuéllar, en un horizonte cercano. Con ellos se pretende disponer de 77 hectómetros de capacidad para la sustitución de bombeos desde la masa de agua subterránea de Los Arenales y Medina del Campo y la puesta en servicio de algunos nuevos regadíos. Con estas infraestructuras se permitiría mejorar el estado de las aguas subterráneas de Segovia y Valladolid, y garantizar los nuevos regadíos de estas zonas. 

Además, la finalizaciónde la presa de Castrovido en el Arlanza permitirá asegurar el regadío de unas 12.000 hectáreas de riegos actuales y futuros en esa subcuenca. 

La importancia que se otorga al regadío determina que se plantee, con escenario temporal 2021, no sólo la modernización de 25.000 hectáreas, sino que se incluyen dentro del Programa de Medidas, 20.000 hectáreas de nuevos regadíos que comprenden actuaciones en Payuelos, la Armuña, el Sector IV del Cea y los riegos del Valderaduey, con una inversión superior a los 260 millones de euros 

Todas estas medidas, en cualquier caso, deben estar en consonancia con garantizar el buen estado de las masas de agua de las que se abastecen, dado que las medidas dirigidas a este fin son prioritarias por exigencia de la Directiva Marco del Agua. Por ello, es importante que tanto las medidas de modernización como las de incremento de la oferta tengan en cuenta los objetivos ambientales de las aguas. De otra forma no resultarán viables y no se harán acreedoras de los fondos necesarios para su desarrollo. 

En general podemos decir que el borrador de Plan Hidrológico del Duero 2015- 2021 que se somete a información pública es un plan equilibrado y sensato. Equilibrado porque busca alcanzar los objetivos ambientales irrenunciables sin menoscabo del uso del agua para apoyar un deseable desarrollo económico. Sensato porque el programa de medidas tiene un orden de magnitud razonable en estos tiempos de limitaciones económicas. Y es un plan que trata de manera adecuada al regadío como generador de riqueza, dinamizador de una importante industria agroalimentaria y fijación de población en las zonas rurales de interior cuyas posibilidades de desarrollo están limitadas.

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