Ricardo Ortega
El año 2022 fue difícil y los costes de producción ya estaban altos, pero los precios para el agricultor dieron alguna alegría. No es la misma situación que en la primavera de 2023, con todos los mercados mirando a Ucrania y a las siembras de maíz en el continente americano.
Para Iván Álvarez, de Asegrain, son muchos los escenarios que hay que tener en cuenta, con un fuerte componente climático y otro bélico. Cualquier acontecimiento en un rincón del globo puede repercutir en el conjunto del planeta. Un verdadero ‘campo de minas’ en el que cualquier paso puede ser determinante para alterar el conjunto del tablero.
Las bolsas se encuentran en un periodo de transición, sin una tendencia clara. Las siembras de maíz han sido correctas en Brasil, mientras EEUU comienza ahora las suyas.
El 18 de mayo Rusia debe dar una respuesta sobre una nueva prórroga del corredor en el Mar Negro, aunque en aquella partida cada uno juega sus cartas y Rusia decidirá después de haber exigido una contrapartida.
Además, pueden afectar al mercado español los acuerdos para que el grano ucraniano no se pueda vender en países de la región, como Polonia o Hungría, de modo que no se perjudique a los agricultores locales.
Tampoco se puede perder de vista lo que sucede al otro lado de los Pirineos, con una sequía que por el momento parece superada, pero con decisiones polémicas, como la de no vender grano francés fuera de la UE por el empleo del insecticida a base de fosfina. La medida afecta a 11,5 millones de toneladas de grano.
