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jueves, abril 25, 2024
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Castilla y León se asoma a una caída en la superficie (y los rendimientos) de cereal

La lluvia siempre es buena noticia, pero en el extraño invierno de 2023 el agua está retrasando las últimas siembras de cebada y las labores de preparación para otros cultivos

Ricardo Ortega

El tiempo imprevisible se está cebando con la península ibérica, y aquí Castilla y León no es una excepción. Una gran parte de los suelos está saturada de agua, cuando no encharcada, lo que tiene a miles de agricultores sumidos en una inactividad a la que no están acostumbrados.

El agua nunca es mala noticia, pero hay que lidiar con ella. José Cortijo, de Fertiberia, apunta que muchos agricultores aún podrán sembrar ciclos alternativos de cebada, siempre que presten mucha atención a la variedad, y que estarán a tiempo de preparar el suelo para el girasol y para cultivos que se sembrarán pronto, como la lenteja o el guisante.

En todas las zonas productoras se ha registrado una caída drástica del abonado de fondo, lo que sumado a la dificultad para aplicar los nitrogenados o los abonos de única aplicación se va a traducir en una más que probable caída en la producción. Y en la calidad.

En muchos casos se está produciendo el ahijamiento en el cereal, y hay que tener muy presente que es imprescindible aportar un nítrico-amoniacal con azufre allí donde no hubo abonado de fondo. “El azufre es un movilizador del suelo”, recuerda.

Ha habido pocas heladas hasta la fecha, lo que tiene una consecuencia positiva y otra negativa. La parte buena es que las siembras más tardías se han desarrollado sin problemas. La mala es que la mayor parte de los cultivos necesita acumular horas de frío para desarrollar la raíz y poder sobrevivir en caso de vengan mal dadas desde el punto de vista atmosférico.

Los embalses se van recuperando, pero solo hay nieve en León, poca por cierto, mientras el sistema Pisuerga sigue con datos muy preocupantes.

“El cereal necesita alimentarse”

José María Santos, de Urcacyl, da la bienvenida al agua pero destaca que muchas parcelas están anegadas, de modo que no se podrá entrar en ellas hasta bien entrado febrero. “Puede haber dificultades para sembrar hasta los ciclos más cortos de cebada”, advierte, un problema de calendario que será más grave en secano que en regadío. “Todo esto, unido al lío de la normativa, puede hacer que muchos decidan no sembrar y dejen ese suelo para girasol o para barbecho”, recalca.

“El cereal se ha adelantado mucho y ya necesita alimento, pero no se lo pueden dar”. Con el problema añadido de que la planta es muy vulnerable a una helada de marzo o abril. O si vuelve a pasar la misma sed que el año pasado. En todo caso, destaca que el campo está bien y que el cereal está en buen estado, “aunque no hay que perder de vista esas posibles amenazas”.

“Podemos estar ante un año normal”

El seguro agrario es un buen termómetro para medir la temperatura del campo, y José Ignacio García Barasoáin, responsable de Agroseguro, apunta unos buenos datos para la entidad, con un incremento apreciable de la contratación para uva de vino y con unas cifras en el cereal que apenas han bajado el 2%, “cuando algunas voces hablaban de una caída del 25%”.

“El hecho de que lloviera animó a la contratación; ahora las cifras son normales y eso significa que hay expectativa de producción, e incluso voluntad de sembrar allí donde aún no se ha podido hacer”, recalca.

“Nadie auguraba una nascencia del cereal como la que ha habido; al cereal no se le puede pedir más”, apunta, y destaca que lo más le preocupa es la siembra de primavera, puesto que dependerá mucho de que siga lloviendo en enero.

En todo caso, “podemos estar en un año normal, aunque haya que cambiar el plan de siembras”. Sin perder de vista que el año pasado iba todo bien y acabó con siniestros en 700.000 hectáreas.

Cierta normalidad en Burgos

En la comarca burgalesa de la Bureba el agua caída no está siendo un inconveniente, como en otras zonas, sino que se ajusta a las necesidades del campo. Se ha podido sembrar toda la superficie de trigo que estaba prevista, gracias sobre todo al agua caída a mediados de noviembre, mientras que de la cebada no se ha sembrado todo. “Pero no hay prisa y el agricultor no está agobiado por el calendario”, subraya Luis Alonso, de la cooperativa Bureba Ebro.

Hay margen en Palencia

El suelo de la Tierra de Campos palentina está lleno de agua y va a ser muy difícil entrar a corto plazo, pero en la vecina comarca del Cerrato el comportamiento de la tierra es muy diferente. “No es por dar envidia a otras zonas, pero en cuanto deja de llover dos días ya se puede tratar con herbicida”, destaca entre bromas y veras Carlos Lobejón, de Agropal.

En la zona falta por sembrar el 30% de la cebada, aunque ya estaba previsto poner ciclos alternativos. Son variedades que Carlos recomienda para noviembre, “de modo que dependes menos de cómo venga la primavera”, pero que vienen muy bien en un invierno como este. Hay semilla y tiempo suficiente para todo el que quiera poner cebada.

Algunas cebadas acusan los amagos de helada con un color ligeramente morado. Es algo que se ha percibido en los páramos elevados, mientras en los valles la planta apenas ha notado el invierno. Los que lo tienen peor son quienes tienen las parcelas muy sucias y no han podido aplicar herbicidas. “Cuanto más crezca la planta, más costoso será tratar”.

Hay presencia de enfermedades fúngicas, pero de momento no es importante y es posible que el frío le ponga remedio por sí mismo. Los que lo tienen peor son los que tienen muchas adventicias y no han podido tratar hasta ahora.

Las vezas han nacido bien y pronto empezará la siembra de lenteja o guisante.

Soria, por fin

En Soria ha tardado en llover pero el agua ha llegado y, aunque ha retrasado algunas siembras, es bienvenida. Ese hacerse de rogar permitió que se sembrara prácticamente todo el cereal.

Solo falta en torno al 10% de la cebada, señala el técnico de Asaja José Ignacio Marcos. Un cereal bien nacido y que a partir del 15 de febrero se empezará a abonar, siempre que acompañe el tiempo. Ayudará un precio del fertilizante que ha bajado algo y, sobre todo, la expectativa de tener una buena cosecha.

Ávila se encharca

En Candeleda cayeron cerca de 600 litros por metro cuadrado en el mes de diciembre y muchos cultivos no lo han soportado. Por ejemplo en el caso de la planta de tabaco, que en muchos casos se ha podrido.

En la Moraña, Luis Corona lamenta que el suelo está muy encharcado, que no se puede “ni pisar”, con una parte de la remolacha que no se ha podido arrancar todavía y un guisante que ya debería sembrarse. Y con mucho por hacer, como preparar los barbechos o las parcelas que irán para girasol. “El que ara en Adviento, ara y abona al mismo tiempo”, recuerda del refranero castellano”.

Salamanca echa de menos el frío

Rubén Bueno, de Villar de Gallimazo, destaca que en su zona todo lo que se sembró está nacido, con una igualdad creciente entre las siembras más tempranas y las más tardías, que ya están ahijando.

En pocos días han caído 30 litros, pero es que se suma a todo lo anterior. Se echa de menos el frío y hay suelos encharcados, con algunos dedos que apuntan a la CHD como responsable.

“Pero la culpa es de todos porque muchos agricultores han tapado las ‘regaderas’, cunetas y pequeños cauces que servían para sacar el agua de las parcelas”, destaca Rubén. Muchos espacios donde se formaban charcas también se han tapado.

Mucho por sembrar en León

En la provincia de León las siembras han sido irregulares. En el Páramo el trigo es mayoritariamente de regadío y falta mucho por sembrar. Como apunta Luis de Juan, de LESA, en algunas parcelas ni siquiera se ha podido cosechar allí donde se iba a sembrar trigo. Quien pueda, acabará poniendo trigos fuerza de ciclo muy corto.

El cereal ha crecido mucho y es evidente que con poca raíz, “pero eso es algo inapreciable a simple vista”. Hay que esperar a que se confirmen las previsiones de bajada de temperatura, y sobre todo no perder de vista que la planta necesita alimentarse. “Eso es lo más preocupante”, apunta. Las compras de NPK cayeron el 50% respecto a otros años, y lo previsible es que se vaya a abonos de única aplicación.

Zamora, muy retrasada

El año hidrológico comienza el 1 de octubre y desde entonces han caído cerca de 220 litros en la provincia de Zamora. Ángel Caballero, gerente provincial de Coag, destaca que esa cantidad es más de la mitad de lo que cae en un año. La consecuencia ha sido que sigue habiendo cebadas y guisantes esperando a poderse sembrar.

El abonado de fondo puede haber caído en un 70%, y lo más grave es que por culpa de la lluvia se va a hacer tarde incluso para los de única aplicación.

El mercado está parado, en todos los sentidos. El agricultor no quiere vender el grano mientras el precio siga bajando, al mismo tiempo que los inputs siguen caros, lo que frena mucho las ganas de comprar. “Este año España ha importado la mitad el cereal, de modo que, más que nunca, los precios se ponen en puerto. En toda la periferia española hay grano a precios competitivos cuya presencia se hace notar incluso en Extremadura”, advierte.

Segovia espera una oportunidad

Mucha disparidad en la comarca de Cuéllar, con agricultores que tuvieron tiempo para sembrar todo el cereal, mientras otros esperan a que se abra una ventana de oportunidad para sembrar toda la cebada. Es año de ciclos alternativos, como destaca Javier Alonso, de la compañía Agrocuéllar, para quien si dejara de llover se podrían sembrar ya el guisante o las leguminosas.

El agua ha disparado el crecimiento de los cultivos, pero también de las adventicias, por lo que el que puede va aplicando glifosato para antes de la siembra. Además, algunos trigos empiezan a estar amarillos por exceso de agua. En los trigos en los que se puede entrar, se trata contra hoja ancha.

Siembras tardías en Valladolid

José Antonio Martín es el director de Agrotécnica El Alamillo, en La Pedraja de Portillo. Apunta que una parte del cereal está ‘fea’ como consecuencia del exceso de agua. Es una comarca de suelos ligeros, pero que no admiten mucha agua.

En su entorno quedó algo de trigo por sembrar, y no digamos la cebada, pero en este caso son habituales las siembras tardías: si el tiempo se arreglara no sería tan raro que se multiplicaran las siembras de cebada de ciclos alternativos, y hay semilla suficiente.

Como en otras zonas, la mayor parte de los agricultores no abonó en fondo, de modo que la principal urgencia es ahora aportar los nutrientes que necesita la planta. De momento la parte aérea está muy crecida, pero al no haber helado el sistema radicular no se ha desarrollado y el cultivo se las vería mal con una primavera seca y calurosa como la de 2022, advierte Martín.


Reportaje gráfico: Emilio González

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