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miércoles, abril 24, 2024
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Disparidad en las cebadas, con un peso específico “muy justo” en las de secano

No se puede hablar de desastre, pero está claro que la cosecha es muy inferior a la de otros años. En algunos lugares saltan las sorpresas positivas, pero en determinadas comarcas el resultado es peor de lo esperado. El agricultor de Castilla y León había trabajado (e invertido) para una producción mucho mayor

Ricardo Ortega

En el entorno de Casasola de Arión (Valladolid) se ha segado cerca del 70% de la superficie. Hay cebadas muy malas, con un peso específico mínimo de 52,5. Pero también las hay, en regadío, con 64 y hasta con 67. El secretario de la Cooperativa Arión, Luis María Palencia, prevé que la media se acerque a 60.

La cebada de secano ha dado entre 1.000 y 3.000 kilos, mientras que la de regadío ofrece una media de 4.500 kilos, sensiblemente por debajo de las cifras del año pasado.

La disparidad también se da en los trigos. Los hay de 1.500 kilos por hectárea, pero también de 3.000 kilos en secano, con unos resultados aceptables en aquellos que se han puesto sobre barbecho.

La sensación general es que el cereal ha dado un resultado peor de lo esperado. Allí donde se ha regado la planta ha podido granar en condiciones, pero el resultado no se nota demasiado en los rendimientos por hectárea.

En Ataquines (Valladolid) ha habido trigos de 5.500 kilos con buen peso específico allí donde se ha podido apoyar con algo de riego. Lo mismo ha sucedido con las cebadas.

En el entorno de Astudillo (Palencia) la cebada ha ido mejor de lo esperado, con rendimientos entre los 3.000 y los 3.500 kilos. Los pesos específicos quedan muy lejos de 60, con una campaña que de forma global “permitirá al agricultor salvar los muebles” después de un año “en el que habíamos trabajado para un resultado mejor”, reconoce Ángel Luis Nebreda.

Fernando González Olmedo, de Geria, ha tenido una media por encima de los 4.000 kilos en cebada, lo que a los precios actuales le supone haber salvado la campaña. La primera cebada que cosechó, en una zona muy expuesta al sol, dio la sorpresa con 5.600 kilos por hectárea.

“No estoy contento, porque lo había hecho todo para tener una producción elevada y el campo estaba muy bien presentado, hasta que llegaron los calores de mayo”, advierte.

En espera del resultado que ofrezca el trigo, “lo que está claro es que los costes son una exageración, con un gasóleo que casi ha triplicado su precio”. Y lo mismo se puede decir de los tratamientos y los fertilizantes.

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