Tiempo de trabajo en el campo, de tardes largas, de actualidad y de tertulia meteorológica. Acaba un buen mes de abril, que, aunque con los sustos y daños de las sorprendentes heladas, nos ha venido como agua de mayo para enderezar una campaña que, la verdad, no tenía buena pinta.
El agua es vida, también en el campo, para los cultivos, para el ánimo. La lluvia lo cambia todo, hasta los números de la CHD, que espero sirvan para poder retirar en parte las restricciones en las concesiones de riego. No sé si habrá tiempo para recuperar parte de los cultivos de primavera, pero al menos nos deja tranquilos en cuanto a poder asegurar los ya implantados.
“El agua es vida, también para el campo, para los cultivos, para el ánimo”
El campo tiene buena pinta. Trigo y cebada van recuperándose del ligero retraso que acumulaban y llegan a mayo con todo su potencial. Se podrían superar las 300.000 hectáreas de girasol. El ‘boom’ de siembras se producirá a principios de mayo, aunque antes deben llegar las semillas. Ha habido desabastecimiento.
La superficie de patata puede caer en torno al 10%, mucho menos de lo esperado. Las variedades tempranas crecen y la peor parte se la lleva el lavado. Hay pesadumbre por los criterios para considerar que una patata puede ir al lineal. Hará falta una intensa sensibilización para convencer al consumidor de que una patata más oscura es un producto con todas las cualidades.
En esta ocasión CAMPO dedica un número especial al viñedo, un cultivo emblemático que debe hacer frente a buen número de retos y que ha experimentado un continuo desarrollo. Un buen ejemplo de lo que se puede conseguir cuando un sector se organiza y apuesta por la calidad y la promoción.
