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jueves, abril 25, 2024
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InicioFertilizaciónEl agricultor "se juega la campaña" en la fertilización

El agricultor “se juega la campaña” en la fertilización

El abonado de fondo se debe plantear a partir de las necesidades del cultivo
y de los rendimientos previstos, sin perder de vista que llevamos
dos años de producciones por encima de la media histórica

Ricardo Ortega

Estamos en plena sementera después de dos años con rendimientos por encima de lo habitual. Si el agricultor ha ido aplicando fertilizantes a sus cultivos de manera periódica, teniendo en cuenta tanto las demandas nutricionales del cultivo como el rendimiento previsto, “los suelos seguirán manteniendo su fertilidad”.

Así lo recuerdan desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes de España, ANFFE, quienes advierten de que, no obstante, si el aporte de nutrientes ha sido inferior a las extracciones realizadas por el cultivo, el suelo se puede haber empobrecido. De este modo, y de cara a esta nueva temporada, el agricultor deberá adaptar las dosis de fertilizantes a su estado nutricional.

Los suelos actúan como una despensa de nutrientes, de la cual las plantas los van extrayendo en cada momento en la cantidad que precisan. Pero si los nutrientes no se van reponiendo de manera continuada, mediante la aplicación de fertilizantes, se agotan, con el consiguiente perjuicio para el desarrollo de los cultivos.

La incorporación de fertilizantes al suelo permite la producción de plantas fuertes y vigorosas, que en parte se incorporan después al suelo, aumentando así su contenido de materia orgánica.

Una fertilización racional

En consecuencia, para que la agricultura sea una actividad viable y pueda sostenerse en el tiempo, es fundamental el empleo de los fertilizantes y que además estos se encuentren en formas que sean fácilmente asimilables por las plantas.

El inicio del nuevo año agrícola es una buena ocasión para resaltar algunos aspectos relacionados con la fertilización racional de los cultivos y para realizar unas recomendaciones sobre su aplicación en el ámbito de las Buenas Prácticas Agrícolas. En este sentido, el agricultor deberá analizar una serie de consideraciones.

En primer lugar, planificar adecuadamente la fertilización de la explotación, calculando las dosis óptimas de nutrientes que será preciso aplicar para complementar las necesidades del cultivo. Para ello, es necesario analizar factores como la necesidad de nutrientes del cultivo que se va a desarrollar, en función del rendimiento esperado.

También se debe prestar atención al contenido de los nutrientes disponibles asimilables por las plantas, analizando las diferentes parcelas de la explotación (contenido de materia orgánica, restos de las cosechas anteriores, pastoreo, aporte de nutrientes de las semillas, fijación biológica, etc.). El análisis de suelos debe ser realizado, preferiblemente, por un experto en fertilidad.

También se atenderá a las características físicas, químicas y biológicas del suelo, así como a las condiciones agroclimáticas de la región. Del mismo modo, se debe tener en cuenta la disponibilidad en la explotación de materias orgánicas susceptibles de aplicación (estiércoles, purines, etc.).

Desde ANFFE se recomienda consultar a los técnicos sobre el producto más adecuado para las necesidades de nuestra explotación y sobre las recomendaciones de aplicación, momentos, equipos, características edáficas, climatología, etc., respetando las dosis recomendadas. Con una elección adecuada se podrá obtener unos rendimientos óptimos y se evitará aportar nutrientes que el cultivo no necesita.

Las ‘cuatro erres’ de la fertilización

Desde ANFFE siempre se ha fomentado que se realice una aplicación racional, y ello se puede llevar a cabo con diferentes tipos de fertilizantes. Lo adecuado es tener en cuenta siempre el principio de las cuatro erres promovido por la Asociación Internacional de Fabricantes de Fertilizantes (IFA): aplicar el producto adecuado, en la cantidad adecuada, en el momento adecuado y en el lugar adecuado.

Para ello, se deben realizar análisis de suelos y calcular la dosis óptima de fertilizante mineral que se deberá aplicar para lograr una buena evolución del cultivo. Esta dosis óptima debe asegurar que la planta se nutra adecuadamente y al mismo tiempo se eviten pérdidas por lixiviación y escorrentía, por lo que no debe haber ni excesos ni deficiencias en los aportes de nutrientes.

¿Y si nunca aportáramos abono inorgánico?

Experiencias de larga duración, de más de 160 años, han demostrado que en parcelas que nunca han recibido aportes de fertilizantes inorgánicos las producciones han sido cada vez más reducidas.

Ese estudio es el llevado a cabo por Rothamsted Research, un centro de investigación líder en el mundo, que se centra en la ciencia agrícola en beneficio de los agricultores y de la sociedad. El experimento Broadbalk, que se inició en el otoño de 1843, tiene como objetivo probar el efecto de diferentes fertilizantes inorgánicos y orgánicos sobre el rendimiento del trigo de invierno. El trigo se cultiva todos los años y los ensayos continúan en la actualidad.

Los fertilizantes han logrado que el rendimiento de los cultivos haya aumentado en los últimos años y han permitido alimentar a una población que ha ido creciendo de forma muy importante. Sin su utilización los rendimientos agrícolas caerían entre un 30 y un 85 por cien en las diferentes regiones del mundo. Además, “un abonado racional no solo produce mayores rendimientos, sino que además proporciona cosechas de mejor calidad y mantiene viva la fertilidad del suelo”, según ANFFE.

Por su parte, cuando los fertilizantes son aportados de manera racional, son “una inversión” para el agricultor, ya que mejoran la rentabilidad de sus explotaciones, contribuyendo al incremento de su beneficio y, en consecuencia, a la sostenibilidad económica y social del medio rural.

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