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viernes, abril 19, 2024
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El campo permanece en ‘stand by’, con la cebada sin sembrar y las molturadoras detenidas

“Y yo con estos pelos”, se habrán dicho muchos agricultores que tienen casi todo por hacer. Las incógnitas se multiplican, pero nadie se atreve a quejarse por la lluvia después de la sequía de este año

Ricardo Ortega

La agricultura de Castilla y León se encuentra en una extraña situación de ‘stand by’, con dos meses de lluvias encadenadas y toda la incertidumbre del mundo respecto a la sementera y la PAC.

El secano está a la espera de que el agua dé una tregua, mientras el regadío no pierde de vista la situación de los embalses: las reservas de la cuenca del Duero han subido un 5% en los últimos días, con la excepción del sistema Pisuerga, que tarda más en llenarse: ahora mismo está al 13%.

Al mismo tiempo sube el nivel de los ríos, mientras se abren arroyos y manantiales.

El mapa de siembras y nascencias es muy desigual, con una estadística de lluvia más intensa cuanto más al oeste nos encontremos. Salamanca se lleva la palma este año y Luisma Palencia, de la cooperativa Arión, destaca que en el oeste de Valladolid han caído más de 200 litros en lo que llevamos de diciembre.

En Olmedo o en la ciudad de Valladolid ha caído menos durante este mes, unos 80 litros, que se suman a cerca de 200 acumulados entre octubre y noviembre.

En Casasola de Arión o en Villalar de los Comuneros algunos agricultores han visto que en algunas parcelas ya no podrán entrar hasta bien entrada la primavera.

Muchos ya se van mentalizando de que deberán dejar para el año que viene la semilla que habían comprado y buscar variedades de ciclo corto.

Reivindicar la siembra directa

El trigo de secano no se ha podido sembrar del todo, pero sí se ronda el 80% de la superficie prevista, mientras que el de regadío ha sido imposible por el momento.

De forma global, es evidente que ganan peso las cebadas y la avena, mientras que el girasol va a ser una buena opción para aquellas zonas más encharcadas.

Para Luisma Palencia, este otoño de lluvia abundante es una buena ocasión para reivindicar el papel de la siembra directa. En los suelos en los que se practica se ve menos agua estos días, gracias a un suelo más poroso, con mejor estructura.

Cambiar de ciclo

José Ángel Cortijo, responsable de Fertiberia para el noroeste de España, destaca que este final de 2022 ha demostrado que en la agricultura, muchas veces, hay que trabajar con fe. “Muchos que sembraron en seco acertaron”, recalca.

La mayor nascencia se está dando en las zonas más tempranas, como Ávila, Salamanca o comarcas de Valladolid y Zamora. Pero no hay datos y es imposible hacer un cuadro general de lo que está sembrado… o de lo que se podrá sembrar.

Quedan decisiones por tomar, con posibles cambios de variedad y con cereales que van a ganar presencia, como la avena o las cebadas. “Los ciclos alternativos ofrecen mucho margen, incluso hasta el 15 de febrero”, apunta Cortijo.

Nitrogenado “con algo más”

¿Cuándo dejará de llover? Aunque se anuncia una tregua temporal, hay previsión de lluvias para Nochebuena y Navidad. Y sin perder de vista que, cuando acaben las lluvias, hay que esperar varios días para poder sembrar o realizar tratamientos.

O para abonar. Cortijo apunta que es posible que muchos agricultores se inclinen por los fertilizantes de única aplicación para aportar el fósforo y el potasio que necesitan las plantas.

Pero también es posible que apuesten por un nitrogenado con algún elemento más, como el azufre y el magnesio. En todo caso, “los que hicieron el correspondiente abonado de fondo están más tranquilos en esta situación”, apunta.

¿Y a partir de ahora? Para el responsable de Fertiberia, las grandes diferencias entre agricultores de un mismo municipio vuelven a demostrar que el verdadero profesional es aquel que sabe aprovechar las ‘ventanas de oportunidad’ que ofrece, por ejemplo, un parón de unos pocos días en la lluvia.

“Es clave la organización y la planificación: tener lo más preparado posible tanto el suelo como la maquinaria o los insumos; los que trabajan así son los que ahora mismo tienen casi todo sembrado”, subraya.

Todo correcto en la Bureba

La lluvia no impide que la Bureba cumpla su calendario de siembras. En la comarca burgalesa el agua caída no está siendo un inconveniente, como en otras zonas, “sino que se ajusta a las necesidades del campo”, subraya Luis Alonso, de la cooperativa Bureba Ebro.

Se ha podido sembrar toda la superficie de trigo que estaba prevista, gracias sobre todo al agua caída a mediados de noviembre, mientras que de la cebada se ha sembrado bastante poco. “Pero no hay prisa y el agricultor no está agobiado por el calendario”.

El paso de la borrasca Efraín ha dejado bastante agua, con días de 20 litros por metro cuadrado en la comarca, y ahora mismo hay un acceso “limitado” a las parcelas, lo que está “dentro de la normalidad” dadas las fechas en que nos encontramos.

La incógnita de la colza

“Lo peor que puede pasar en el cereal es que el agricultor no pueda entrar en sus tierras en siete o diez días”, según Alonso.

Cosa diferente es la colza, que en su mayor parte no había nacido antes de las lluvias. En Miranda, que ya es valle del Ebro, la planta dio señales de vida en los primeros días de diciembre.

Su viabilidad es la gran incógnita de este año, puesto que la planta necesita tiempo para desarrollarse antes de que llegue el frío intenso, recuerda el técnico de la cooperativa.

Tanto el entorno de Burgos como la Bureba alcanzan temperaturas proverbialmente bajas durante el invierno, mientras que el clima es algo más suave en Miranda, gracias a que se encuentra a 400 metros sobre el nivel del mar.

Las molturadoras detienen su actividad

Las lluvias han frenado las labores de arranque de los socios de Acor, con una campaña que ya estaba bastante avanzada: en torno al 75% de la remolacha ya estaba recogida.

El responsable del Servicio Agronómico y de Cultivos, Óscar Olivar, destaca que en muchas zonas productoras han caído 200 litros en lo que llevamos de diciembre, al mismo tiempo que la borrasca Efraín anunciaba una cantidad de agua importante.

De ahí la decisión de detener los arranques en espera de que se estabilice el tiempo, “lo que nos permitirá retomar las labores y dar un buen servicio al socio, que es para lo que estamos”, según Olivar.

Lo mismo ha sucedido en la molturadora de Azucarera en Toro, que cierra 75 días después de su apertura. La raíz que queda en el campo se molturará en La Bañeza, según ha informado Azucarera.

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