El campo de Castilla y León pierde este año una de sus estampas más vistosas, y también una interesante opción para las rotaciones. La compañía Alcaliber ha comunicado a los agricultores de adormidera que no podrá hacerse cargo de la producción este año, al parecer por motivos de rentabilidad, aunque mantendrá los ensayos y pruebas para retomar el cultivo en 2024.
Fuentes del sector señalan que, además, en comunidades como Castilla-La Mancha la superficie de esta amapola blanca caerá un 30%.
El cultivo ha llegado a superar las 2.500 hectáreas en Castilla y León en los últimos años, y ahora la duda es a qué destinar unas parcelas que ya estaban preparadas y abonadas. Luisma Palencia, de la cooperativa Arión, señala que el agricultor se ha podido gastar más de 400 euros por hectárea en el abonado de fondo. Para él, una posibilidad es una cebada de ciclo alternativo, “que en buena medida ya se va pasando de fecha”.
Otra opción puede ser la remolacha, aunque muchos agricultores no la conocen o ya no les convence, mientras que otra posibilidad reside en el girasol, aunque en este caso “hay que tener en cuenta que la planta no absorberá los nutrientes aportados para la adormidera: el 80% de su extracción se realiza a partir de los 10 centímetros de profundidad”.
También está la posibilidad de sembrar maíz, aunque en esta zona del oeste vallisoletano se trata de un cultivo muy cuestionado. Hace ya seis años desapareció de aquellas explotaciones en las que los gastos por hectárea se llevaban el equivalente a 10.000 kilos de producción.
Hoy en día, los costes suponen el equivalente a 12.000 kilos de cosecha, con lo que es muy posible que el maíz sea residual en la comarca. “Es la consecuencia de que se haya duplicado el precio de capítulos fundamentales, como la semilla, el fertilizante o los tratamientos”, apunta Palencia.
Armando Caballero, presidente de la cooperativa Cocetra, señala que en caso de sembrar cebada “el agricultor puede andar muy justo de tiempo” y que “va a depender de que la primavera sea benigna”. En su caso pondrá maíz dulce, aunque ve como una posibilidad “muy atractiva” el girasol alto oleico, que en el último año se ha pagado 100 euros por encima del linoleico.
Borja Vara, de Ataquines, tiene una empresa de servicios y había preparado el terreno para la adormidera de varios agricultores, hasta cerca de 300 hectáreas. “Muchos de ellos se inclinarán por el girasol o el guisante”, apunta.
Una oportunidad perdida
A finales de enero se publicó una resolución de ENESA en la que se incrementaban los valores de la adormidera en Castilla y León dentro del seguro agrario (de 150 a 201 euros/100 kg dependiendo de variedades) pero este año no se van a usar estos precios porque la producción de adormidera será cero.
De la adormidera se obtienen opiáceos como morfina, codeína y tebaína, entre otros, “fuente todas ellas de medicinas muy necesarias para nuestra sociedad”, apuntan desde Asaja.
Diferentes variedades
En España la única empresa que tiene autorización para la producción de adormidera es Alcaliber. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (INCB – International Narcotics Control Board) es un organismo que examina la oferta y demanda de opiáceos para atender las necesidades lícitas y procura que exista un equilibrio entre una y otra.
El último informe del INCB data de 2021 y en él se incluyen las superficies destinadas a adormidera en los principales países productores. España es uno de los principales países en este sentido a nivel mundial.
En el caso de las variedades de adormidera ricas en codeína, solo Australia -4.236 hectáreas- y España -2.532 hectáreas- fueron productores.
Por otra parte, en cuanto a las variedades de adormidera ricas en morfina, España es el mayor productor -113 toneladas de morfina- seguida de Australia y Francia -75 toneladas de morfina cada uno de ellos.
Por último, la adormidera rica en tebaína se estrenó en 2020 en España, con 2.695 ha, por detrás de Australia, con 3.817 hectáreas.
