Elegir el sistema adecuado para aplicar agua a los cultivos, con las especificaciones técnicas más eficaces y con un gasto energético reducido, resulta determinante en la rentabilidad de cada explotación. No echar agua de más supone un ahorro considerable
N o hay dudas. Por la profesionalización del riego, en todos sus ámbitos, pasa la rentabilidad de la explotación agraria. Elegir el sistema adecuado para cada cultivo y zona, el material idóneo, y aplicar agua de la manera más eficiente para que el gasto en la factura sea el mínimo sin ocasionar mermas productivas resulta complicado. Pero nunca es imposible.
El riego por goteo, por ejemplo, puede ser uno de los principales activos de un cultivo para aumentar su calidad y producción. Desde el gotero o aspersor hasta los sistemas más avanzados de telegestión, monitorización o sensórica que permiten conocer las necesidades de la planta y el comportamiento del suelo y del cultivo, para poder facilitar la toma de decisiones y automatizar todo el proceso. “La idea es que el productor se sienta seguro de que su instalación dispondrá de la última tecnología con las soluciones más duraderas y fiables del mercado”, defienden desde Regaber.
Siempre nos hemos centrado en soluciones con bajas necesidades de presión que requieren un menor consumo de energía. Hemos sido pioneros en el riego de ultrabajo caudal que presenta grandes beneficios agronómicos y técnicos en ahorro de agua y energía.
En cuanto a los sistemas de aspersión, en la actualidad también trabajan con aspersores de baja presión que ofrecen una alta uniformidad. Hoy en día no debemos asociar una buena uniformidad en riego por aspersión a altas presiones, ya que se conseguen unas uniformidades altas desde 1,75 bares.
Otra herramienta que recomiendan desde Regaber, que ayuda a gestionar de forma óptima el riego y a ahorrar agua y fertilizantes, es la instalación de sondas de humedad de suelo. Existen sondas de humedad de instalación muy sencilla, con sensores de humedad, temperatura y salinidad cada diez centímetros, que ofrecen datos precisos sobre el contenido de humedad en el suelo y el patrón de absorción de agua por parte del cultivo. Así, es posible adaptar el tiempo y la frecuencia de riego a las necesidades reales del cultivo.
Conocer el porcentaje de humedad en el suelo posibilita mantener las condiciones del suelo en unos niveles de oxigenación óptimos, manteniendo un adecuado balance entre agua y aire en el suelo, tan necesario para el adecuado funcionamiento fisiológico de las raíces.
Pívots
Desde RKD Irrigación, su director comercial, Raúl Monje, destaca que el regante debe hacer “hincapié y prestar mucha atención a cada céntimo invertido en el riego, tratando de reducir los gastos al máximo, realizando riegos eficientes y solo los necesarios”.
Le merece la pena invertir en aspersores de última generación, que aseguren una distribución de agua homogénea, reduciendo evapotranspiraciones y escorrentías, así como reguladores de presión que den una máxima presión constante en los aspersores y, por tanto, un caudal controlado. “La correcta selección del equipo de emisores hace más eficiente nuestro sistema de riego”, recalca Monje.
Asimismo, el especialista de RKD pone énfasis en la necesidad de utilizar un variador de frecuencia para los bombeos, regulando las frecuencias y ajustando al mínimo los consumos energéticos y un coste muy importante en cada riego. “Son especialmente recomendables en explotaciones con varios sistemas de riego conectados a un bombeo común”, dice.
Las bombas
El equipo de bobeo es también determinante en la optimización de este proceso, para reducir costes, mejorar eficiencias y disminuir consumos.
Juan Luis Pérez, de Silver Hidráulica, defiende que para proporcionar la cantidad de agua necesaria en el riego, reducir consumos y costes de operación y, además, contar con equipos que apenas necesitan mantenimiento “es necesario contar con las últimas soluciones de bombeo”.
Pérez aboga por los motores síncronos con rotor de imanes permanentes requieren de un variador de frecuencia para arrancar. Son capaces de proporcionar un 10-12% más de rendimiento que los motores sumergibles asíncronos tradicionales y pueden funcionar en condiciones de temperatura de agua más alta, que en la práctica supone un menor calentamiento interno y mayor durabilidad.
Autoproducción
En la antesala de que varíen, supuestamente en poco más de un mes, las tarifas eléctricas, los regantes buscan cómo abaratar su factura. La autoproducción con paneles fotovoltaicos es una de las opciones que más manejan.
La ventaja principal de este sistema es el control de los costes energéticos porque puede conocer la inversión de antemano y calcular el plazo de amortización. “Con el sistema actual de energía, las fluctuaciones a lo largo de un mismo año pueden ser importantes, lo que hace impredecible estimar los costes de riego en una campaña”, argumenta Luis Miguel Manso, de Riegosolar, a favor de la producción fotovoltaica.
“A día de hoy y siempre que se realice con una empresa cualificada y con experiencia en el sector, la instalación dentro de su complejidad, se puede llevar a cabo de forma viable y con garantías”, asegura Manso.
La amortización media para una instalación de este tipo está entre los seis y siete años, según calculan en Riegosolar. Además, hay diferentes tipos de ayudas como planes de mejora o las promovidas por diferentes organismos como el Itacyl y el EREN.
La instalación de un riego solar en la parcela no implica nunca directamente que sea eficiente por sí misma. El regante deja de consumir energía proveniente de combustibles fósiles, pero si solo interviene en qué sistema la produce, sin revisar los sistemas de riego, podemos encontrarnos con que se esté derrochando en bombas que han perdido rendimiento por desgastes de uso, tuberías con pérdidas de carga elevadas o sobrerriego por falta de sistemas de control y medida.
