Una menor superficie de cultivo, unos rendimientos inferiores en un 15 o 20% a los registrados otros años y un ciclo adelantado están marcando la campaña de patata, que empezó con buenos precios.
Estos bajaron cuando se generalizó la recogida, que aún convivía con la de Albacete, pero con el tiempo esa tendencia se ha revertido y han vuelto a subir como consecuencia de que hay menos producto en el mercado.
La superficie declarada en Castilla y León asciende a 16.451 hectáreas, lo que supone un descenso de unas mil hectáreas respecto al año pasado. En las zonas tempranas (Valladolid, Salamanca, Zamora) se ha arrancado ya en torno al 75%.
En la zona de Segovia queda más por cosechar, pero avanza a buen ritmo, señalan desde la Interprofesional de la Patata, Oipacyl.
El resto de provincias, que son más tardías, ya está comenzando. A día de hoy quedan tantas patatas en el campo como en octubre del año pasado, lo que revela en qué medida se ha adelantado la campaña.
La calidad del tubérculo es superior a la de otros años. “En esta campaña, desde el comienzo de los arranques en la zona del sur de España hasta la recolección actual en Castilla y León, podemos resaltar la buena calidad del producto”, apuntan desde la interprofesional.
En contrapartida, nos encontramos una producción inferior debido a las altas temperaturas del verano, según las mismas fuentes.
La consecuencia es un mercado “muy al día”, con abundantes ventas desde la tierra. Cabe esperar que dentro de poco se haya acabado de arrancar en muchas zonas.
¿Y Francia? La misma situación se da al otro lado de los Pirineos. La reducción de la producción, junto con los problemas que está habiendo de transporte, hace prever que haya una exportación inferior a otros años.
Menor amenaza, por tanto, para el productor de Castilla y León. Habrá que estar atentos al posible adelanto que, al mismo tiempo, pueda darse en países de otras latitudes, como Egipto o Israel.
