Ricardo Ortega
La innovación en mejora genética es uno de los pilares básicos de la sostenibilidad de las explotaciones, como señala Valentín López, responsable de la sección de Cereales de la Asociación Nacional de Obtentores Vegetales (Anove), uno de los intervinientes en el primer Congreso del Campo Palentino.
La investigación desarrollada por las compañías de semillas no busca otra cosa que dar respuesta a las demandas de la agricultura, “lo que pasa por conseguir variedades más resistentes a la ausencia de agua, a las elevadas temperaturas y a las enfermedades”, muchas de las cuales proliferan a raíz de la eliminación de materias activas autorizadas.
Como apunta el representante de Anove, otra de las demandas del sector es la de mejorar la materia prima empleada en nuevos procesos industriales, “en todos los casos con el objetivo de generar valor para el agricultor”.
Cómo serán el trigo o la cebada de dentro de diez años
Uno de los objetivos de la intervención de Valentín López es el de “avanzar cómo serán el trigo o la cebada de dentro de diez años”. En su opinión, serán variedades que ofrezcan una planta de altura similar a las actuales, con unas hojas más finas “para reducir la transpiración”, menos demandantes de agua y que permitan una mayor eficiencia en los aportes de nitrógeno.
“Todo esto es posible gracias al volumen de inversión que realizan nuestras empresas”, según López, para quien “con una mayor apuesta por la I+D conseguiríamos acelerar esos procesos”.
Menos insumos
A día de hoy, solo con la mejora genética se consigue un incremento de los rendimientos por hectárea del 0,7% anual, lo que teniendo en cuenta los rendimientos y precios medios puede suponer una ganancia adicional de 7 euros por hectárea, “que al ser acumulativo se traduce en que serán 14 euros en dos años y 21 en tres años, etc., de modo que en una década el agricultor ganará entre 35 y 40 euros más por hectárea”, subraya el responsable de Anove.
“A esto habría que añadir el ahorro en insumos que permite nuestra actividad, con lo que hacemos bueno el eslogan de producir más con menos” impulsado por la FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU. “Es la mejor contribución que podemos hacer a mejorar la imagen del sector”, recalca.
Esta realidad demuestra que el incremento de la eficiencia global de las explotaciones “llega por el lado de las compañías obtentoras”, con lo que “somos el mejor aliado del agricultor”. Esta mejora de la actividad agraria, además, “no depende de la coyuntura, sino que es consecuencia directa de la actividad investigadora”.
De esta manera, pagar entre dos y tres euros en concepto de royalties por la semilla parece una buena inversión, si se mira a esos 35-40 euros por mejora en los rendimientos. “Por lo tanto, enterremos el hacha de guerra y colaboremos para impulsar esa investigación”, recalca Valentín López.
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