Ricardo Ortega
La agresión rusa contra Ucrania ha lanzado por los aires mapas y previsiones. Mapas del comercio internacional y también mapas de producciones.
Han sido muchas las decisiones que se han debido modificar para adecuarse a un escenario cambiante y, aún, imprevisible. Ni los precios son los mismos que hace un mes ni tampoco las previsiones de consumo.
El diálogo entre Rusia y Ucrania ha generado una sensación generalizada de alivio, aunque aún está por ver si se trata de un espejismo. El ruido de las explosiones resuena en nuestras cabezas sin impedir los movimientos a la baja en los mercados. Esta semana la Lonja de León reducía el precio del trigo en 7 euros por tonelada, la cebada en 5 euros y el maíz, en 2 euros.
Pero todo está en el aire. Las siembras de maíz tendrían que comenzar los primeros días de abril en Ucrania y el Ministerio de Agricultura del país eslavo estima que serán de 3,3 millones de hectáreas, frente a los 5,4 millones del año pasado. Para mejorar las previsiones sería necesaria una paz definitiva, además de inmediata.
También los mercados están muy pendientes de cuándo se podrán reactivar las exportaciones desde los puertos del Mar Negro. Rusia es la fuente del 40% de los fertilizantes nitrogenados y del 17% de los fosfatados. Junto a Ucrania, suma el 40% del abono de potasio. No se vislumbra a corto plazo una reducción del precio de los fertilizantes.
No se puede perder de vista que el panorama ya se presentaba oscuro antes del inicio de la guerra, con un sector movilizado que reclama soluciones desde hace meses. El momento álgido de las protestas se vivió el domingo 20 de marzo, con una manifestación en Madrid que congregó a centenares de miles.
Agua, por fin
El Gobierno central ha anunciado diferentes medidas para paliar la situación de los productores, en particular en lo relacionado con los costes energéticos, pero el mayor alivio ha llegado del cielo. En Castilla y León han caído entre 40 y 85 litros por metro cuadrado en el mes de marzo, en ocasiones en forma de nieve.
Un mes de marzo más húmedo y más frío que el de febrero, con un mes de abril que comenzaba con un regreso al invierno. El tiempo atmosférico como metáfora de un momento histórico en el que ya nada parece ser como era.
