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viernes, abril 26, 2024
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La nueva campaña necesita un campo sin pesimistas ni “oportunistas”

Las lluvias de septiembre y octubre han facilitado las labores, aunque no en todas las comarcas de Castilla y León. Mientras miramos al cielo, nos seguimos preguntando si es posible encadenar un tercer buen año agrícola.

Puede que los pesimistas se agarren a las estadísticas, que dicen que nunca ha habido tres años consecutivos con esas características. Pero el agricultor sabe que siempre debe hacer las labores pensando en que va a tener un buen año. Aunque parezca una verdad de perogrullo, debemos pensar que si tenemos dos años malos seguidos, ello no va a significar que el tercero sea bueno. Pues la situación actual es justo la contraria y nadie sabe cómo será el año.

José Ángel Cortijo. Fertiberia
José Ángel Cortijo. Fertiberia

Una reflexión adicional: hay que tener en cuenta que la agricultura ha avanzado mucho y que los años malos no son como los de antes. Si el agricultor toma las decisiones adecuadas puede tener un ‘mal’ año con cerca de 2.000 kilos en cereal.

¿Cómo planteamos la fertilización?

El abonado siempre se debe planear con un objetivo agronómico: dirigirse hacia las producciones medias de la comarca en la que trabajamos. Es lo que debemos hacer todos los años, incluido -por supuesto- este en el que nos encontramos.

Para ello es imprescindible conocer nuestro suelo, comprender bien qué necesita el cultivo, qué nos pide, y aportarlo al suelo. Esperar al último momento y comprar lo que nos ofrezcan, lo que nos quieran vender, siempre es mala idea.

¿Qué cantidad aportar?

Una vez que nos hemos hecho las preguntas anteriores, debemos decidir la cantidad de unidades de fertilizante. Lógicamente, no debemos aportar más unidades de las necesarias, puesto que estaremos incurriendo en un gasto innecesario.

Pero tampoco echaremos menos de las que necesitamos, puesto que estaremos perdiendo capacidad productiva y, a los precios actuales, dinero.

¿Qué producto compro?

Este año hay que estar especialmente atentos a lo que nos quieran vender, puesto que con los precios que han alcanzado los insumos tenemos un caldo de cultivo ideal para que actúen los malos vendedores, los oportunistas, los inventores de tecnologías que no existen.

Por cuestiones así es por lo que resulta vital que el agricultor esté cada día más formado, sea más inquieto y consulte más. Ese es el perfil del profesional consciente, conocedor de una sabiduría popular que nos advierte: “Nadie da duros a cuatro pesetas”.

Algunas cuestiones sobre la colza

El incremento en la superficie de colza es una magnífica noticia para el campo de Castilla y León. No solo es un cultivo muy interesante, sino que resulta una gran opción para la rotación de cultivos. Es buena para nuestro suelo y para la sanidad de nuestras parcelas.

Son muchos los agricultores que se han sumado a esta producción prometedora, aunque los recién llegados harán bien en dejarse asesorar por técnicos o por agricultores con más experiencia. La colza, tan resistente, cuenta con algún riesgo; el momento de la siembra y la nascencia es más delicado que en el caso, por ejemplo, del cereal. No es un cultivo nuevo, pero este año lo va a descubrir mucha gente.

¿Cómo obtengo más grasa?

Desde el punto de vista de la fertilización, hay que tener en cuenta que una tonelada de colza requiere más nutrientes que una de cereal. El objetivo del agricultor es obtener kilos, pero sobre todo grasa.

De ahí que el azufre no sea una posibilidad, sino una obligación si deseamos obtener una producción de calidad, con valor añadido.

La absorción de este elemento se une a la del nitrógeno, de modo que para próximas coberteras deberemos buscar productos que incorporen ambos elementos unidos, del tipo nitrosulfato.

¿Abonos de única aplicación?

Llama la atención que sigue habiendo agricultores que siembran la colza sin haber abonado antes, en espera de que lleguen las lluvias y el cultivo nazca y se implante. Pero eso no suele ser una buena idea, puesto que la planta debe crecer y tener un desarrollo suficiente, tanto de la parte aérea como del sistema radicular, antes de la llegada de los fríos.

La colza necesita agua para germinar, es cierto, pero también requiere un abonado de implantación. Por eso los abonos de única aplicación deberían estar desterrados en este caso.

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