Tenía que llegar y llegó. La lluvia acude a su cita incluso en años extraños como este 2022, que desafía a todas las estadísticas, y cambia la cara a un campo que estaba cansado de esperar.
La mayor parte de las zonas productoras ha recibido entre 30 y 40 litros por metro cuadrado a lo largo de la semana. Con lluvias que celebran incluso en zonas tradicionalmente más secas que la media: en Toro habían caído más de 32 litros hasta el jueves, mientras en la comarca abulense de la Moraña se rozaban los 24 litros.
En esta ocasión la excepción está en la provincia de Soria, con precipitaciones muy escasas y con comarcas en las que no ha caído nada. Es el caso de Almazán, que tendrá que seguir esperando.
En el conjunto de Castilla y León se espera más agua, aunque ya con menos intensidad a partir del sábado.
Pero lo importante es que el suelo tiene humedad. Sienten que han acertado los agricultores que sembraron colza, un cultivo que este año ha visto cómo descendía su superficie de cultivo. Lo previsible es que la planta nazca y, en general, llegue al invierno con un desarrollo suficiente.
Las temperaturas son suaves.
Han acertado también quienes han sembrado el trigo sobre barbecho o en los mejores suelos, con la tierra seca. Ahora el grano tiene humedad y germinará.
Para el resto de superficie, las incógnitas siguen siendo grandes. Por las exigencias de la PAC, de la que queda mucho por desentrañar, y por unos costes de producción desorbitados, que obligan a pensarse mucho cada paso.
Pero al menos la duda del tiempo se va despejando.
Es momento de mucho trabajo.
