María Álvarez
En Castilla y León se ha potenciado el sector de los frutos gracias a los avances en materia genética que han conseguido compañías como Agromillora y otros centros de innovación.
“Desde ITACYL ya llevamos muchos años trabajado con diferentes compañías en la mejora de variedades. A partir del año 2016 y 2017 se produjo el auge de los frutos secos, tanto en productores como en transformadores que buscaban productos locales”, señalaba Cristina León, directora de Innovación de ITACYL.
ITACYL trabaja actualmente en 16 localidades de Castilla y León a través de campos ensayos con agricultores.
Adrián Jiménez, agricultor de El Carpio, ha planteado las dificultades que encuentra el agricultor que apuesta por este tipo de cultivos: “Demandamos una profesionalización de estos cultivos, que exista una fuente de información efectiva y veraz, porque este tipo de cultivos no tienen nada que ver con los herbáceos”. Asimismo, ha denunciado la falta de infraestructuras por ejemplo de recepción.
Juan Anibarro, gerente de Viveros Fuenteamarga, ha destacado la evolución del sector en los últimos años. “El cultivo del fruto seco es capaz de revalorizar terrenos, muchas veces incluso marginales. Además, en Castilla y León somos capaces de hacer un producto de muchísima calidad”, destacaba.
En la zona de Rueda, una zona geográfica experimentada en viñedo, encuentran símiles con otras variedades de leñoso como el almendro. Es el caso de Juan Ruiz, quien ha decidido apostar por este tipo de cultivos porque “puedo utilizar la misma maquinaria que uso en los viñedos ya que el manejo es muy similar”.
Los frutos secos son un cultivo de futuro, que tienen en su punto de mira los fondos de inversión. “Trabajando con la genética y tecnología que tenemos actualmente, los frutos secos son una alternativa real que puede dar hasta diez veces más rentabilidad que un cereal”, destacaba Benjamín Crespo, responsable de Agromillora en la zona norte.
