Las subidas continuadas en el precio de las materias primas no dejan de sorprendernos, y nadie sabe ni cuánto durará la situación ni cómo puede acabar. Los últimos informes publicados en EEUU indican que las producciones mundiales no son malas y que hay mercancía suficiente, lo que confirma que el alza de precios responde en buena medida a las compras especulativas por parte de fondos de inversión, en muchos casos de titularidad china.
Los fondos han convertido a las materias primas en mercancías ‘de moda’ y, por otro lado, el incremento en el coste del petróleo y el gas natural ha propiciado que las inversiones se dirijan, precisamente, a este sector. Ese coste energético ha llevado a algunas empresas de fertilizantes a detener la producción. Las consecuencias son de sobra conocidas: desabastecimiento y un precio del nitrógeno que ha crecido el 300% en un año.
Han sido tres los grandes males que han llegado desde China: la guerra comercial contra Europa y EEUU; la ‘presunta’ guerra biológica que ha hundido el árbol de la economía mundial, del que ellos han sabido hacer leña, y en tercer lugar la guerra financiera, derivada del control chino de buena parte de la deuda mundial, principalmente de EEUU.
[seguimos pendientes de la crisis desatada en el gigante asiático como consecuencia del derrumbe de la inmobiliaria Evergrande, que podría generar un colapso financiero a nivel mundial].
El resultado de lo analizado es un nivel de precios difícil de soportar por parte de los ganaderos, especialmente del sector porcino, que conforma una parte muy importante de la demanda de piensos. Nadie sabe hasta cuándo vamos a tener que aguantar esta situación.
No se ve luz al final del túnel aunque, eso sí, el mercado está pendiente de que esta burbuja de precios pueda estallar, con una caída que podría ser totalmente libre; dos días ‘en rojo’ pueden generar una estampida de mayores dimensiones que la subida acumulada en los últimos meses.
