Los agricultores ya tienen la vista puesta en las siembras de la próxima primavera. Más de 300 se han reunido este jueves en la jornada técnica de patata, remolacha y nueva PAC organizada por la compañía Florimond Desprez en Valladolid para terminar de definir sus planes de cultivo.
Emmanuel Peille, CEO de Florimond Desprez para España y Portugal, y el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, han sido los encargados de abrir el acto. Íscar ha destacado que los precios internacionales del azúcar ya se van recuperando, y por tanto la remuneración que percibe el agricultor, “con el dato importante de que el agricultor sabe cuál será el precio de venta antes incluso de sembrar”.
Por esa razón, el trabajo del agricultor “se debe dirigir a obtener el mayor rendimiento posible, y a hacerlo de forma más eficiente, sacando el mayor partido a cada euro invertido en energía, fertilización o tratamientos”, ha señalado.
La remolacha es uno de los cultivos más tecnificados que existen, y es probablemente el que mayor esfuerzo innovador recibe por parte de empresas, institutos de investigación y administraciones.
Juan Vegas, jefe de Desarrollo de líneas congénitas de SESVanderHave, del grupo Florimond Desprez, destacaba en su intervención que la amarillez va a ser un reto de los próximos años “en el que ya estamos trabajando”. Considera que en 2024 la compañía tendrá disponibles las líneas más tolerantes y reforzadas contra esta enfermedad.
También ha recordado que SESVanderHave trabaja en la elaboración de variedades específicas para cada territorio, en función de las características de su suelo y su clima, y que este año la compañía dispone de 100.000 microparcelas de investigación “para poder obtener esas variedades en función de las condiciones de cada territorio”.
De este modo, para escoger la variedad el agricultor puede tener en cuenta aspectos como las condiciones atmosféricas, las enfermedades presentes en la parcela, el tipo de suelo o incluso las necesidades del propio agricultor.
Nuevos hábitos de consumo
Jean Brizzad, director comercial de Germicopa, ha destacado que en los dos últimos años se ha producido un cambio en el consumo de la patata europeo, con menos consumo de patata fresca en casa y más productos procesados e industriales.
“Las ‘chips’ han sido las grandes ganadoras de la pandemia; por ejemplo, Alemania y Francia han aumentado el consumo de este producto entre el 15 y el 20%”, ha recordado, además de destacar que ahora mismo hay “una guerra total” en el norte de Europa para contratar las producciones.
Como consecuencia, la fortísima presión de la industria de la patata frita en el norte de Europa, que ofrece una subida de 30 euros por tonelada en los nuevos contratos, “está creando un verdadero desequilibrio con ciertos peligros: sobreproducción de patatas fritas, que podría afectar al mercado del producto fresco”. Esos riesgos ya se han demostrado en el sector de la fécula de patata, con una bajada estimada del 15% de la superficie contratada.
Nuevas demandas del consumidor
Para hacer frente a ese escenario, la responsable de Germicopa para España, Mónica Ortega, ha destacado la aparición de nuevas variedades como Noha, una patata “que da respuesta a las nuevas demandas agronómicas y comerciales”.
Es una variedad que da respuesta a los cambios climáticos que se están produciendo: nacimiento rápido, gran vigor de la planta, resistente a herbicidas, con buena adaptación al clima mediterráneo, de un ciclo medio, resistente a enfermedades y rústica, con un alto techo productivo.
Además, da respuesta a las demandas del mercado: con forma alargada y piel fina, sin manchas internas, dormencia larga (que permite un buen almacenamiento), calidad muy alta en fritura y muy versátil, según Ortega.
También ha intervenido la presidenta de la Interprofesional de la Patata de Castilla y León, Yolanda Medina, que ha destacado entre sus metas la de promover el consumo de patata de Castilla y León. “Desde la interprofesional promovemos estudios y programas de investigación y desarrollo necesarios para innovar, racionalizar, mejorar y orientar la producción, la transformación y la comercialización”, ha resaltado.
Entre las acciones que está desarrollando está la creación de la marca de calidad ‘Patata de Castilla y León’, aunque “también estamos trabajando en la teledetección, en la elaboración de contratos tipo y en la autorización de nuevos productos antigerminantes”.
También ha avanzado que la entidad trabaja en una definición de los estándares de calidad de la patata que den mayor seguridad al agricultor.
