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jueves, marzo 28, 2024
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InicioOpiniónCarlos Buxadé“No hay voluntad para otorgar un enfoque social al campo”

“No hay voluntad para otorgar un enfoque social al campo”

Catedrático y profesor emérito de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Carlos Buxadé es uno de los referentes españoles en investigación de mercados ganaderos. Ha participado en la Jornada Técnica del Ovino, organizada por CAMPO

Son muchos los retos que tiene el sector del ovino, pero por el relevo generacional, las jubilaciones y la edad elevada del profesional podemos hablar de que en los próximos cinco años es posible que desaparezca el 40% de las explotaciones en Castilla y León. Para Carlos Buxadé, se trata de un problema que no solo afecta al ovino, sino en general a todo el sector agrario.

-¿Por qué la amenaza de desaparición afecta, según usted, a todo el sector?

-Yo creo que hay tres razones fundamentales. La primera es el prestigio de la actividad dentro de la sociedad. No es un problema únicamente de España, sino que afecta en general a Europa, tal vez más a la Europa del sur que a la del norte. He estado trabajando mucho en Alemania y Dinamarca; ahí la sociedad ve al agricultor y al ganadero distinto a como se ve aquí. Esta imagen es una cuestión importante porque un chico o una chica joven no se siente muy atraído por el sector.

En segundo lugar, es un trabajo muy duro. Trabajar con animales vivos es trabajar 24 horas al día 365 días al año.

Y, en tercer lugar, se encuentra el tema económico. Ser ganadero o ser agricultor hoy es una forma de vida, no es una manera de generar negocio ni riqueza. En ese sentido, en un mundo cada vez más materialista, no se va en la dirección adecuada para que este relevo generacional se produzca.

-¿Cómo ve el relevo generacional?

-Creo que hay un cuarto factor a considerar en algunos casos, y es que la gente de edad no quiere soltar las riendas de la explotación. Por ejemplo, en Dinamarca te tienes que jubilar sí o sí, y tienes una opción, que es que tu hijo te contrate para complementar tu jubilación, pero no tienes ningún poder decisorio ni tienes ninguna capacidad de gestión, eres una mano de obra auxiliar de la explotación, lo que facilita el relevo generacional.

Otra cuestión que aquí no se produce, pero tendría que producirse, es la entrada de las mujeres en el sector. Las chicas estudian más que los chicos y son más fuertes. En Dinamarca, por ejemplo, se hacen cargo mayoritariamente de las explotaciones, y esto mejora al sector. Aquí no es así. Seguimos siendo muy machistas, lo que nos perjudica en ese sentido. Ese sería el cómputo de lo que está pasando desde mi punto de vista con este tema.

-La solución pasa por ver modelos nuevos de explotaciones ganaderas más atractivas, más eficientes…

-Sí, la economía de escala se acaba imponiendo, pero yo creo que lo necesario es que tenga una respuesta social adecuada, es decir, la gente tiene que ser feliz trabajando y tener recursos para trabajar en el medio rural, porque si luego resulta que tienes que desplazarte a ver a un médico o llevar a los niños al colegio, evidentemente el atractivo no es elevado. Esa es una de las grandes cuestiones a plantear.  

El desarrollo rural del que tanto se habla hay que enfocarlo desde una perspectiva social y evidentemente la gente de la urbe ha de pagar para que la gente del medio rural pueda vivir de forma digna, no hay vuelta atrás. Antes, cuando no había toda esta capacidad de transmisión con la televisión, la radio, los eventos sociales… era más fácil. Ahora los jóvenes tienen la capacidad de comparar la vida urbana con la rural y eso hace muy difícil que la gente joven se quede en el medio rural, viva en el medio rural y medre en este medio.

-¿Cómo podemos encaminar nuestro negocio a tener una rentabilidad económica que realmente sea competitiva?

-Para empezar, cumplamos la Ley de la Cadena. El problema es que hoy en día la clase política es incapaz de hacer aplicar la Ley de la Cadena y eso no puede ser. Un alimento tiene que valer lo que tiene que valer y si como consumidor no tiene dinero para gastar, consuma menos, pero pague lo que hay que pagar. Lo que no puede ser es que la vicepresidenta del Gobierno esté diciendo que hay que bajar los precios al consumidor, sin tener en cuenta que esto afecta al sector primario.

Yo vengo de una familia de agricultores y ganaderos muy pobre, y tengo claro que hay que vivir con dignidad. Esto implica pagar unos precios lógicos al sector primario, y no hay más vuelta de hoja. Entonces tenemos que aplicar la ley para conseguir que haya una remuneración digna que haga atractivo trabajar ahí.

-El problema es que no somos capaces de tener claros cuáles son nuestros gastos de producción.

-Yo discrepo bastante con esto. El ganadero empresario conoce hoy sus gastos, mejor o peor, pero los conoce. Por otra parte, el propio ministerio es capaz de promocionar y de poner en evidencia cuáles son los gastos de producción medios.

Ahora tenemos un problema enorme en el sector del vacuno de leche con los nuevos contratos y yo siempre digo lo mismo: el problema viene porque no tenemos el coste de referencia. Imagina que el ministerio dice que el coste de referencia en estos momentos de un kilo de leche tipo vaca es de 62 céntimos, apliquemos la Ley de la Cadena. Entonces imagina que me dice que producir un kilo de leche de tipo oveja vale 90 céntimos. Yo produzco a 95 céntimos y tú me dices que ese es mi problema por ser un mal ganadero, de acuerdo, pero no me ofrezcas 70, porque entonces no puedo vivir.

-¿La calidad tiene que ser la protagonista?

-La calidad es la cantidad, es decir, hay que ir a unos límites que te permitan tener la rentabilidad mínima exigible y, naturalmente, cuando hay un incremento de costes como el actual no hay más remedio que la economía de escala, lo que supone incrementar la dimensión de la explotación.

Sin embargo, ahora empiezan a castrar al ganadero con las dimensiones y las unidades de ganado. El otro día se lo estaba diciendo a un alto cargo del Gobierno: si yo coloco una granja enorme de vacuno de leche en Arabia Saudita, no hay ningún problema; pero si yo coloco una pequeña granja de porcino en Lorca, la lío, porque en Lorca ni se respira. Entonces racionalicemos las cosas. No le podemos poner puertas al campo. Usted exíjame la sostenibilidad y no me líe con la dimensión.

En Castilla y León y en otras zonas de la España vaciada no debería haber ningún problema con la dimensión. Por lo tanto, vamos a ver si de una vez somos todos profesionales y sabemos de qué hablamos. Si no tengo una dimensión mínima no puedo tener una economía noble porque no puedo aplicar la economía de escala.

-En cuanto a innovación, tecnología…

-Todo esto lo lleva parejo. Aquí hay un ejemplo muy claro: el otro día le dimos el premio de la excelencia en FIGAN a una explotación de ovino de leche de aquí de Castilla y León, la Granja de Desarrollo Ovino AGM. En esa explotación no hay ningún problema de dimensión porque le permite la aplicación de las mejoras técnicas disponibles y esto permite tratar sus productos y residuos de forma adecuada, cosa que a una explotación pequeña no.

Es como con el robot de ordeño. Si tenemos 30 vacas no podemos hacerlo con un robot, un robot exige 70 vacas de alta producción mínimo, entonces ya entramos en las dimensiones. La tecnología, la innovación y la mejora exigen dimensión.

-Hablamos de la mecanización. La necesidad de mano de obra en el sector es indiscutible.

-Claro. Yo tengo un cliente en México que tiene 9 millones de ponedoras. En esta explotación las naves están robotizadas y los técnicos son informáticos y matemáticos. Naturalmente están los veterinarios y los agrónomos, pero el manejo diario lo hacen matemáticos e informáticos. Cada nave tiene 8 robots que lo hacen todo, el aire, el agua, el pienso, las bajas, etc.

-¿El futuro lo tenemos que construir entre todos mirando al ganadero?

-Sí, el ganadero es la pieza angular, si no hay ganadero no hay ganadería y eso es lo que la sociedad olvida.

El otro día hablaba con un ganadero importante de ovino de leche en Cuenca, exalumno mío, ingeniero agrónomo, y me decía que tenía un enorme problema: se había quedado con su padre y la nave les va bien, han recibido un premio por la calidad de sus quesos, y me decía “¿Sabes qué problema tengo yo? Encontrar pareja”.

En el campo hay pocas oportunidades de formar una familia y las personas de la ciudad no quieren ir al campo. Él quiere estar en el campo, entonces ya estamos en un conflicto social, algo que es enormemente grave. En Dinamarca, más del 50% de las chicas que se dedican a la explotación no tienen pareja. Este es el problema de un desarrollo rural mal enfocado.

-¿Por dónde ve usted el futuro?

-Yo técnicamente lo veo bien, porque evidentemente es un producto medioambientalmente muy bien posicionado, que genera mucha calidad, es un producto diferenciado. Es verdad que los consumos bajan, pero están ahí; es verdad que tenemos una estructura aceptable, es cierto que hay ganaderos muy buenos y técnicos muy cualificados, pero hay que darle respuesta social a todo esto, y la respuesta social pasa por voluntad política. La pregunta clave es ¿hay voluntad política? No.

Hace muchísimos años, cuando me ofrecieron la posibilidad de entrar con el Duque de Suárez en el Gobierno, siempre decía lo mismo: un ministro de Agricultura tiene que ser vicepresidente del Gobierno, porque debe tener poder. La estructura del medio rural es tan compleja que exige un tratamiento ‘ad hoc’ y esto es lo que nunca hemos tenido. Desde Jaime Lamo y Loyola de Palacio hacia adelante no lo hemos tenido y ese es el problema y el reflejo lo tienes en la grada actual.

Yo siempre he sido un gran admirador de Loyola, trabajé para ella cuando se habló de la cuota láctea, nuestro equipo hizo el estudio para reclamar más cuota. Tenía una relación fluida con ella, de infinito respeto y admiración. Lamentablemente los mejores siempre se van antes de hora, pero sacando esos ejemplos, la verdad es que Agricultura nunca ha tenido el peso que ha de tener, y ahora mira tú.

-Y dentro del contexto Castilla y León…

-Castilla y León es uno de los grandes núcleos de la ganadería y la agricultura española. Si se mirase desde arriba en España habría una gran franja ganadera que cruzaría Cataluña, Aragón y Castilla y León, está claro que debe tener un tratamiento preferente. Si desmontamos la estructura rural vamos de cabeza, mira Argentina.

Yo, siempre, cuando hablo en foros internacionales pongo ese ejemplo. Argentina ha desmontado la estructura agrícola y ganadera y va de cabeza. El gran Buenos Aires le pesa tanto que la hunde y esto es lo que debemos intentar evitar. Por esto soy tan partidario del desarrollo rural, y naturalmente en Castilla y León especialmente.

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