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jueves, marzo 28, 2024
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¿Sembrar girasol este año? Ante todo, hacer números

Nadie sabe cómo vendrá el tiempo y cómo se portará el cultivo, pero el agricultor que ha contratado un seguro de rendimientos tiene muchas posibilidades de ganar dinero con la pipa

Ricardo Ortega

Parece que este año todas las miradas se dirigen al girasol, ese último recurso para completar el esquema de siembras, que ya se ha descolgado de los elevados precios de este año pero que sigue contando con buen número de ventajas.

Las siembras ya han empezado en algunas zonas de Castilla y León, sobre todo en la provincia de León y en comarcas como Tierra de Campos o la Bureba, en Burgos.

Lo que se detecta en el campo es cierto escepticismo, o quizá desgana, en relación con este cultivo, “que para algunos sigue siendo marginal pero que es una parte fundamental de las explotaciones”, según César Álvarez, responsable de oleaginosas de Oleokelsa.

Y es que le salen las cuentas en relación con la pipa. Nadie sabe cómo serán las próximas semanas desde el punto de vista meteorológico, pero lo que está claro es que “en el peor de los casos, si la planta no nace, Agroseguro desembolsa al agricultor el 43% de la producción contratada. Las producciones estimadas al contratar la póliza pueden oscilar entre los 800 y los 1.700 kilos por hectárea.

Esto se puede traducir en que el agricultor que asegure una producción de una tonelada ingresará lo correspondiente a 430 kilos, “con lo que ya ha ganado dinero”.

Gastos de producción

Hay que tener en cuenta que la semilla puede suponer 60 euros por hectárea y que la labor de siembra puede representar otros 40.

Habría que añadir el coste del propio seguro, pero hay que tener en cuenta que el seguro de rendimientos contratado para el cereal “abarca también al girasol, con lo que la póliza ya está contratada”.

Ventajas agronómicas

En otro escenario diferente, en el que algunas plantas de girasol han nacido, el parte que el agricultor da a Agroseguro ya es por sequía, con lo que cobrará el 70% de lo contratado. “Por lo tanto, el que ya haya contratado un seguro de rendimientos que incluya daños por sequía, debería sembrar girasol”, recalca César Álvarez.

Todo ello sin tener en cuenta otros ingresos, como la ayuda de la PAC, y lo que significa incluir el girasol en términos de rotación y diversificación de cultivos. Y por supuesto sin perder de vista las características agronómicas de la planta, que una vez nacida dará producción siempre que se produzcan un par de tormentas a lo largo de su ciclo.

Porque es cierto que hay cambio climático, con un efecto en la subida de temperaturas, pero también con el “carácter imprevisible” de las precipitaciones. De este modo, es muy normal que una lluvia en verano, que llega tarde para el cereal, le venga de perlas al girasol.

“Esto demuestra que hoy el agricultor tiene más razones que nunca para diversificar su producción; es un error ver al girasol como un cultivo marginal”, insiste.

¿Y los precios?

Los precios de la pipa ya no son los de hace unos meses, “pero siguen suponiendo una opción atractiva”, y los gastos son mucho menores que en el caso del cereal. La semana pasada el parisino mercado Matif marcaba una cotización de 470 euros, lo que supone una ligera recuperación.

Todo ello, unido a que el girasol no se suele abonar y a que limpia muy bien el suelo de malas hierbas, lleva a la conclusión “de que el coeficiente de rentabilidad es mucho mayor en el caso del girasol que en el del cereal”.

La seguridad de estar cubierto

José Ignacio García Barasoáin, responsable territorial de Agroseguro, recuerda por su parte que el seguro de rendimientos se contrata en diciembre. Quien siembre girasol tiene la seguridad de que estará cubierto si el cultivo no nace como se establece en el seguro o no llega al garantizado.

“A la hora de tomar decisiones, el agricultor debe tener en cuenta que, si ha contratado para una producción de 900 kilos, el seguro le abonará 300. En un momento posterior el seguro garantiza un 70%, lo que debe llevar al productor a hacer números y ver cómo viene el año”, recalca.

Así, el profesional “deberá tener en cuenta lo que le supone realizar las labores, la semilla, el herbicida… y ver qué seguro contrata, porque si garantiza 700 kilos por hectárea le puede salir bien, mientras otros quizá prefieran cobrar el barbecho y saber que el año que viene tendrán un buen suelo para cereal”.

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