La explotación agrícola de regadío de 160 hectáreas de Antonio Salvador está en Valdefuentes del Páramo (León). Modernizada, trabaja en ella junto a su esposa para cultivar maíz, remolacha, trigo y alubias.
“El último plan de mejora fue muy peculiar porque se empezó a tramitar en 2012 y se terminó en 2016, debido a que se acabaron los fondos”, recuerda. Todos los trámites estaban cumplimentados hasta que volvieron a convocar las ayudas. Así tramitaron dos planes de mejora al mismo tiempo. Ambas ayudas fueron para modernización de regadíos.
Tardó cuatro años en llevar a cabo la modernización, “pero la ayuda llegó rápido”. “Supuso un empujón económico muy importante dado que fue una cuantía muy importante la que recibimos” explica. Ahora mismo está tramitando otro plan de mejora para construir una nave agrícola.
“Todo lo que sean ayudas sirve, pero el papeleo aburre y, por eso, muchos profesionales del campo se niegan a estar atados a unos compromisos que a veces no se ajustan a la realidad de las explotaciones”, se queja este regante de Valdefuentes del Páramo.
