La invasión de Ucrania sigue marcando la volatilidad en los mercados. Se ha podido ver con el recrudecimiento de la guerra en la segunda semana de febrero, que se ha traducido en varias jornadas de repuntes, aunque en apenas dos días se regresaba a la situación anterior.
Cabe añadir las amenazas, por parte rusa, de que prorrogar el corredor del Mar Negro puede ser “inapropiado”.
En Castilla y León, la mayor parte de los stocks está en manos de los agricultores que han sido reacios a vender cuando el precio del cereal estaba un 20% por encima de los valores actuales. Puede jugar en su contra el que los precios sean cada vez más competitivos en el litoral, y también corren contra el calendario: cada vez falta menos para una nueva cosecha.
Una buena primavera podría disparar las expectativas de producción y, por consiguiente, producir una avalancha de ventas, con una espectacular caída de precios.
La reducción de los costes energéticos ha hecho que el nitrogenado, sobre todo en forma ureica, haya reducido su precio de forma sensible.
Fuerte subida en el precio del porcino, consecuencia de que hay menos animales. Es otro factor que se traduce en un menor consumo de cereal, y que contribuye a una disminución de la demanda.
