El conflicto en Ucrania sigue generando una elevada volatilidad de las materias primas en los mercados internacionales.
Crisis como la actual revelan la fragilidad del mercado mundial, con partes importantes de la producción concentradas en áreas muy concretas del planeta.
Recordemos que Ucrania supone el 14% del trigo y el maíz del mundo. La guerra es siempre la peor noticia para las empresas de transporte, que interrumpen su actividad en situaciones como la que se vive junto al Mar Negro.
A la situación política cabe añadirle los efectos de la sequía en Sudamérica. El ‘weather market’ vuelve a mostrar sus efectos y contribuye a que los precios se mantengan en niveles elevados.
Cabe añadir a este escenario una tercera crisis, la energética, con precios elevadísimos. El petróleo se sitúa en cotas que no veíamos desde hace años, lo que está tirando al alza del precio de los aceites vegetales.
Mientras tanto, en España el mercado está parado como consecuencia de una demanda que sigue siendo escasa a pesar de movimientos producidos en los mercados internacionales. El consumo está cubierto hasta abril, de modo que por el momento seguimos a la expectativa de futuros movimientos.
En nuestro país se habla de sequía, que ya es importante en algunas zonas. En otras no, como en Castilla y León, donde el campo está todavía en buenas condiciones y, si lloviera dentro de los próximos diez días, podríamos incluso tener una buena cosecha.
Es de esperar que todo vuelva a su cauce, sobre todo por el bien del sector ganadero, una parte fundamental de nuestro sector primario que no está en condiciones de afrontar nuevas subidas de los costes de producción.
