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viernes, marzo 29, 2024
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El frío otoño de 2019 hace que el abonado sea más importante que otros años para el desarrollo de la raíz

El otoño de 2019 está siendo imprevisible en lo meteorológico, lo que no está impidiendo un ritmo de trabajo muy elevado. La sementera avanza, con comarcas de Burgos y Soria algo más retrasadas, y el agricultor está abonando de forma adecuada, aunque aún es pronto para disponer de datos sobre consumo de fertilizantes.

Se puede decir que las compras de NPK avanzan despacio en los almacenes de Castilla y León, aunque aún hay tiempo para realizar un correcto abonado para un año que comienza bien.

El otoño lluvioso ha llegado tras un periodo de sequía muy largo, que se prolongó hasta el 15 de octubre y que hizo que muchos agricultores pospusieran la decisión de abonar ante la incertidumbre reinante.

En un segundo momento, con la llegada del agua, se ha producido un buen consumo de abono, como reflejo de la importancia que el agricultor atribuye a la fertilización.

Se ha sembrado la mayor parte del trigo, sobre todo en el oeste de la comunidad y en provincias como Valladolid, en su mayoría acompañado por un correcto abonado de fondo.

En el caso de la cebada, las siembras se van produciendo a medida que el tiempo atmosférico lo permite, aunque en este caso el calendario no apremia tanto. José Ángel Cortijo, responsable agronómico de Fertiberia, recuerda que la cebada es un cultivo con más margen para la siembra y el abonado; en el caso de los ciclos tardíos, hasta el mes de febrero. Eso sí, en el caso de este cereal la prioridad para el agricultor es, por motivos obvios, la siembra y no el abonado.

Para Cortijo, la llegada de un invierno anticipado y con temperaturas por debajo de cero grados hace que el abonado sea incluso más importante que en otros casos. “Solo con un abonado racional y equilibrado la planta va a poder desarrollar su sistema radicular de forma adecuada”, señala, y es que hay que tener en cuenta que con estas temperaturas las plantas se siguen desarrollando, pero no en su parte aérea, sino en su sistema radicular.

De este modo, con un suelo endurecido por las bajas temperaturas no existe actividad en el suelo, así que la única manera que la planta tiene de alimentarse es por la presencia de nuestro fertilizante.

Una posibilidad para abonar está precisamente en los suelos endurecidos por el frío, de modo que el profesional puede aprovechar la primera hora de la mañana para entrar en la finca y aportar el NPK. Al deshacerse el hielo de la superficie, el abono se incorporará a la tierra.

 

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