Finaliza el mes de julio y el Plan Renove 2020 está teniendo un comportamiento muy diferente en la demanda de tractores y maquinaria agrícola. Mientras el presupuesto para máquinas se gastó en poco menos de cuatro horas, el disponible para tractores sigue prácticamente intacto, ya que solo se ha gastado un 7% hasta la fecha, según las cifras hechas públicas por la patronal Ansemat.
Para el secretario general de la entidad, Ignacio Ruiz, se pueden buscar diferentes razones por las cuales sea más complicado que se agoten los fondos para tractores, como que la cuantía de la ayuda se ha reducido a lo largo de estos años respecto al precio por kilowatio (en 2011 la cuantía del Renove suponía el 20% del precio medio y en 2019 sólo el 13% en los tractores estándar).
También existe la posibilidad, como dicen algunas voces, “de que el precio de los tractores sube cuando hay líneas de ayudas –aunque esta causalidad no está demostrada con los datos reales del ROMA, ya que no se observan variaciones puntuales del precio y también puede haber una causalidad inversa, ya que la ayuda permita hacer una inversión mayor y se registren tractores de mayor precio–; e incluso que el valor del usado sea superior que la cuantía de la ayuda”.
Sea lo que fuere, lo que está claro es que cuesta deshacerse de un tractor, y ahí puede estar el ‘quid’ de la cuestión.
Como recuerda Ruiz, cuando se plantearon las ayudas del Renove para este año se pensó en la prohibición de la compraventa de tractores de más de 40 años, que entró finalmente en vigor el 28 de abril de 2020. Si estos tractores antiguos tienen un mercado de segunda mano que ha ido creciendo por encima de la media desde hace diez años, llegando prácticamente a las 7.000 unidades en 2019, y ahora no se pueden vender, “¿dónde está ahora ese mercado tan vivo?”.
La crisis de la Covid-19 ha afectado más al mercado de tractores usados que al de nuevos, y desde hace tres meses los tractores de más de 40 años ya no se podían vender, por lo que su precio de mercado pasaba automáticamente a cero euros en España. Otra cuestión es la exportación a terceros países.
Según el razonamiento del responsable de Ansemat, “si esos tractores no se pueden vender, se pueden hacer distintas cosas con ellos: valorarlos como chatarra, como descuento, venderlos sin documentación –algo que obviamente se recomienda encarecidamente no hacer por seguridad del operario–, pero aun así, “seguiría habiendo un volumen importante de tractores susceptibles de achatarramiento para el Renove”.
Además, estos tractores tienen una potencia inferior a 80 CV, y el precio medio de los tractores estrechos se sitúa en torno a los 35.000 euros, mientras que el de los estándar supera los 80.000. “¿Por qué no funciona tampoco el Renove en ese mercado?”, se pregunta.
Así las cosas, “hay factores intangibles en el mercado de maquinaria que de vez en cuando hacen su aparición, y esta crisis sanitaria ha desplomado la intención de inversión en el mercado de tractores potencialmente renovables, y además se ha producido un periodo transitorio involuntario durante el estado de alarma por el cual se han seguido vendiendo tractores de más de 40 años con posterioridad al 28 de abril porque los registros no han podido atender las solicitudes de baja durante varias semanas, y así ha parecido que la prohibición de compraventa no era tal”.
Por esa razón, desde Ansemat se está a la espera de los datos de julio para comprobar si se ha cortado ese mercado de usado o si sigue lo suficientemente vivo como para seguir afectando al Renove. “Lo que está claro es que el dinero disponible se consumirá antes del cierre de la convocatoria, ya que ya hay más de 3 millones de euros en espera para máquinas, y si el presupuesto disponible para tractores no se gasta pasará al de máquinas”, anuncia Ignacio Ruiz.
En cualquier caso, “el plan de subvenciones está bien planteado, por lo que antes de criticarlo hay que analizar qué parte del canal de comunicación ha fallado, o si la Covid-19 ha afectado seriamente el Renove de tractores”, remacha.
