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viernes, abril 19, 2024
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El cultivo más rentable, el que más sano llega a la cosecha

Con la subida de las tempreraturas los cultivos que ya están implantados aceleran su desarrollo y es el momento de la sementera de otros. Las plagas y enfermedades
acechan ahora en espera de su oportunidad, que el agricultor está obligado a controlar
Con el ascenso generalizado de las temperaturas y el incremento de las horas de radiación solar los cultivos retoman su actividad. Algunos ya llevan tiempo sobre el terreno, como sucede con los cereales de invierno o con las colzas. Otros -la remolacha y el maíz, por ejemplo- están empezando a ser sembrados ahora o en breve.

En pocas semanas el campo experimentará un enorme cambio; las siembras cubrirán las tierras y, de día en día, ganarán volumen a velocidad de vértigo. Pero en la misma proporción aumenta también la amenaza en forma de plagas y enfermedades.

Controlar a tiempo estos peligros, y de manera adecuada, puede marcar la diferencia entre una cosecha óptima en calidad y producción y unas expectativas frustradas. Es el momento de no correr riesgos con la sanidad de los cultivos.

“Es conocido que las enfermedades de los cereales restan calidad y producción ocasionando pérdidas económicas al agricultor”, recuerda Alfredo Alameda, responsable técnico de Cultivos Extensivos de BASF. “Los años lluviosos suelen acarrear mayores niveles de enfermedad y mayores pérdidas”, abunda.

Según el origen

Por ello es necesario controlar estas enfermedades y el primer paso, en este sentido, es conocer de qué estamos hablando; saber cuáles son las principales enfermedades que atacan al trigo o la cebada y qué soluciones aplicar para acabar con ellas lo antes posible.

Existen múltiples enfermedades que pueden atacar al cereal, la primera distinción que podemos hacer es diferenciar de dónde proviene la infestación, tal como significa Alameda:

– La enfermedad que tiene su origen en la semilla infectada en la campaña anterior.
– De suelos infestados (mayormente por restos de cultivos anteriores).
– Enfermedades que se desarrollan a partir de hongos que parasitan la parte aérea del cultivo.

Tanto unas afecciones como otras se manifiestan durante el desarrollo vegetativo del cultivo.

Las enfermedades incluidas en los dos primeros grupos (enfermedades de suelo o de semillas) en su mayoría solo pueden ser controladas si el agricultor actúa con antelación. Es decir, es necesario prevenir el posible ataque de la enfermedad mediante el tratamiento de semillas, como es en el caso de las caries, los carbones y la helmintosporiosis o mancha estriada de la cebada. En estos casos lo indicado es el tratamiento de las semillas antes de su siembra.

Por último, la infección puede originarse por inoculo que infesta la parte aérea del cereal. En estos casos el profesional debe estar pendientes de los primeros síntomas de estas enfermedades para atajarlas lo antes posible.

Como principales enfermedades foliares de los cereales, el experto de BASF cita en trigo septoriosis (Septoria tritici, Septoria nodorum o Phaeosphaeria nodorum), roya parda (Puccinia triticina), roya amarilla (Pucinia striiformis), mancha amarilla del trigo (Pyrenophora tritici-repentis) y oídio (Blumeria graminis). En cebada enumera helmintosporiosis (Helmintosporium teres), Rincosporiosi (Rhynchosporium secalis), roya (Puccinia hordei) y oídio.

Para controlar de manera adecuada todas estas enfermedades, Alameda recalca la importancia de controlar semanalmente el cultivo para aplicar los tratamientos necesarios en cuanto se detecten los primeros síntomas de enfermedad.

Primavera difícil

La prevención es también un aspecto en el que hace hincapié Jesús Román, de Comercial Química Massó. Y advierte de posibles problemas: “Debido a las altas temperaturas que tuvimos durante los pasados meses de invierno, mucho más altas de lo normal, sobre todo en los de octubre y noviembre, el enraizamiento de los cereales de invierno no fue todo lo bueno lo que debería haber sido”, apunta.

El cultivo empezó a desarrollar su parte aérea antes de lo conveniente, sin dedicarse a echar más raíz durante su proceso de desarrollo radicular.“Por ello, aunque en muchas zonas el crecimiento del cereal está siendo más que aceptable, las raíces no están cogiendo el aporte necesario y es más que probable que, con unas condiciones adversas de humedad y temperatura, tengamos un alto riesgo de enfermedades fúngicas para esta primavera”, avisa Román.

También Ignacio Tobalina, de Bayer, advierte de que a lo largo del próximo mes “nos enfrentaremos a luchar contra la previsible presencia de roya amarilla. Las condiciones climatológicas marcarán su incidencia y severidad en los distintos campos de trigo”.Por lo que se refiere al maíz, el especialista de Bayer señala que los trabajos de sanidad vegetal ente cultivo que se sembrará en los próximos días se centrará en la protección frente a las malas hierbas.

Desde Sapec Agro, por su parte, recuerdan las exigencias de la PAC respecto a las prácticas agrícolas beneficiosas para el clima y el medio ambiente, y a la diversificación de cultivos. En este sentido inciden en que, para adaptarse a este nuevo escenario, el agricultor debe emplear herbicidas que, además de permitirle un completo control de malas hierbas para mantener limpios los cereales, incluyan principios activos no generen residuo alguno para la próxima campaña. Herbicidas con los que no sea necesario preocuparse por el siguiente cultivo en la alternativa, de manera que sea posible sembrar tanto leguminosas, proteaginosas como oleaginosas.

El gorgojo amenaza la colza

Esta época del año es propicia para la formación de la plaga de gorgojo en los cultivos de colza de Castilla y León, que puede causar grandes pérdidas, según avisa el técnico de Arysta Antolín Bustos. “Los daños son difíciles de observar y cuando se detectan suele ser demasiado tarde. Los síntomas se ven en los tallos del rastrojo perforados y llenos de galerías en su interior”, indica.

Los granos de colza no llegan a formarse bien, disminuyendo el volumen, la grasa y el peso específico esperado, y puede que las silicuas queden prácticamente vacías. “Todo esto dentro de un aparente cultivo normal”, explica el experto de Arysta.

Para actuar eficazmente hay que detectar los primeros vuelos de los gorgojos adultos. Esta situación suele ocurrir a mediados de marzo, con temperaturas diurnas alrededor de 10 grados, en ausencia de viento y sin lluvia. Pasados de diez a veinte días los adultos ya se han apareado y depositan sus huevos en el interior de los tallos. Es a partir de este momento cuando ya no es posible realizar ningún tratamiento eficaz. Los huevos eclosionarán dentro del tallo de la planta y las larvas se alimentaran en su interior.

“Para ser eficaces en el control del gorgojo debemos actuar cuando el insecto es adulto. Es muy difícil detectarlo a simple vista, así que una buena opoción es colocar trampas en las parcelas de colza”, recomienda Antolín Bustos.

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