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jueves, marzo 28, 2024
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Este año es más importante atinar con la primera cobertera

José Ángel Cortijo. Responsable Zona Noroeste de Fertiberia

Recientemente hemos tenido ocasión de participar en la Jornada de la Patata de El Carpio, donde hemos tratado de dar respuesta a cuestiones que se pueden plantear en relación con la mayor parte de los cultivos de regadío. ¿Por qué tantas veces apreciamos un ‘agotamiento’ del suelo? ¿Por qué parece que nunca da tanto como el primer año?

Muchas veces la clave de la fertilización, y por tanto del cultivo, reside en los elementos que tradicionalmente se denominaban secundarios, que se convierten en muy importantes cuando tenemos un cultivo intensivo, de altas producciones. En Castilla y León podemos referirnos a la remolacha (con los mayores rendimientos de Europa) o a la patata, con la mayor producción por hectárea de -al menos- la Península Ibérica.

También podemos incluir en esta familia de cultivos a los trigos de calidad con alto potencial productivo. El hierro, el azufre, el calcio o el magnesio pueden ser la clave para desempeñar sus respectivas funciones. También para permitir la adecuada absorción de los nutrientes principales por parte de la planta.

¿Cuánto fertilizante echar? La respuesta a esta pregunta será diferente, sin duda, para cada agricultor. En el caso de la patata, también para cada variedad. Porque no podemos perder de vista que, con carácter general, la adecuada fertilización será esencial para el destino que queramos dar a nuestra producción; sin ir más lejos, en una fase avanzada del cultivo un nitrógeno que no sea en forma nítrica puede hacer que la patata no valga para conservación. Cuidado con el contenido de agua en la patata.

No renunciamos a seguir remachando el mismo clavo: el análisis de suelo es fundamental para conocer nuestra reserva de nutrientes. En el caso de la patata, ese estudio nos permitirá saber cómo están nuestras reservas de potasio o fósforo.

Mención aparte cabe hacer para la remolacha, respecto a la cual el análisis de tierra es obligatorio si no queremos perder las ayudas incluidas en el PDR de Castilla y León. El agricultor tiene, por tanto, la mejor información sobre los elementos principales y minoritarios. Dispone de la mejor ‘foto fija’ de su suelo. Pero con un importante matiz: el suelo puede tener una estructura deteriorada por unas labores no ejecutadas correctamente, o por la razón que sea, con lo que la planta no podrá absorber determinados nutrientes por mucho que sepamos que están ahí.

Por eso debemos tener mucho cuidado con la interpretación de los análisis: porque la norma nos exige hacer esos estudios, pero el agricultor no tiene por qué ser un experto en su interpretación. Esa es la razón de que siempre recomendemos en esta sección encargar el análisis a alguien que nos merezca la suficiente confianza. No están los tiempos para tirar con balas de fogueo.

Esta es una ocasión para recordar que la mejora vegetal, fruto de la investigación, hace que cada año los cultivos posean una mayor capacidad productiva. Pero esa mejora se debe acompañar, a su vez, de un planteamiento de la fertilización más profesional: esas plantas más productivas tendrán lógicamente una mayor necesidad de nutrientes.

Pero mucho cuidado, porque no se trata de echar más kilos de abono por hectárea sino de ser más eficientes. Tengamos en cuenta que las políticas ambientales se dirigen hacia un uso más racional de la fertilización. En eso se trabaja desde la industria, consciente de que el medio ambiente es muy importante, pero también de que esta mayor eficiencia también beneficia a la economía del agricultor.

¿Qué hacer en cereal? Su estado general presenta un retraso importante, entre quince y veinte días respecto a la media de los últimos años. Esta realidad hace que aún sea más importante que otros años atinar con la primera cobertera: con habilidad y algo de suerte podremos ganar al cultivo ese retraso que acumula por culpa de la meteorología.

Quien esté pensando en realizar una sola aplicación deberá hacerlo en el inicio del ahijado. Pero si su intención es hacer dos, que es lo más recomendable, los momentos serán el inicio del ahijado y la mitad del encañado. Debemos aportar nitrógeno en forma nítrica, un abono que ya está actuando cuando nos vamos de la parcela; otras fórmulas no son inmediatamente disponibles. También es importante aportar azufre en las coberteras, especialmente si no se ha aportado en fondo.

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