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viernes, marzo 29, 2024
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Habría que gritarlo: el abonado de fondo es crucial

El campo de Castilla y León está viviendo una situación que podríamos calificar como convulsa como consecuencia de la meteorología, que se demoró hasta el 30 de octubre para traer la lluvia. La consecuencia es que a día de hoy el porcentaje de siembras es muy inferior al habitual, con un agricultor que antes de la lluvia fue retrasando las decisiones ante la falta de tempero. En muchas ocasiones, esperando a que las tierras purgaran para proceder a limpiarlas y sembrar.

José Ángel Cortijo. Fertiberia

Agricultores desbordados

Si hay algo que podemos afirmar respecto a las últimas semanas es que en numerosas ocasiones el agricultor se ha visto desbordado en las labores de siembra y abonado, en las que se ha volcado a medida que la lluvia ha ido dando pequeñas treguas.

En esta situación muchos han vuelto a no realizar un abonado de fondo, a pesar de la conciencia general de que había que realizar un aporte generoso de nutrientes, planteado desde parámetros de máxima producción y restitución de elementos, dado lo sucedido el año anterior: un abonado por debajo de lo habitual y una producción mucho mayor de lo esperada.

Errores evitables

En esta sección siempre hemos destacado el papel del agricultor como empresario que debe velar por su cuenta de pérdidas y ganancias, y como tal se pueden entender, e incluso compartir, determinadas decisiones. Pero en el caso que nos ocupa hay que dejar claro que, tanto desde un punto de vista agronómico como empresarial, este mal comienzo del año agrícola se podía haber evitado; como conoce de sobra todo profesional, el abonado se puede realizar de forma previa a la siembra, aunque el suelo esté seco, de modo que con las primeras lluvias el fertilizante se irá incorporando al suelo.

Iniciar el año agrícola

En los tiempos (digitales) que corren se considera ‘prohibido’ escribir en mayúsculas, ya que equivale a un grito, pero si el manual de estilo de este periódico lo permitiera habría que vocearlo: iniciar un año agrícola sin un buen abonado de fondo es un riesgo importante para la continuidad de nuestra explotación.

Y debemos insistir, por cierto, en otro mandamiento: el agricultor que desee fertilizar debe buscar los abonos cuyos nutrientes sean lo más disponibles que sea posible.

Trabajar las 24 horas

La agricultura regional está marcada por un claro retraso en las siembras y en las nascencias, aunque con algunos trigos que se sembraron en seco y que ahora presentan un buen aspecto.
Ahora bien, en las ‘ventanas’ que ha abierto el tiempo atmosférico el agricultor de Castilla y León ha demostrado lo bien preparado que está, tanto respecto al conocimiento y uso de la maquinaria como respecto a su propia capacidad de trabajo.

En los últimos años se ha hecho más habitual ver multitud de tractores trabajando por la noche, lo que es posible gracias a una mayor capacidad de iluminación y a los sistemas de autoguiado. Y es que resulta llamativa la cantidad de trabajo que se ha sacado adelante en esas ventanas de oportunidad de dos o tres días que ha ido abriendo el tiempo a lo largo del mes de noviembre. Ha habido profesionales que han hecho jornadas de 24 horas, con una labor que ha permitido recuperar gran parte del tiempo perdido.

El momento de sembrar

En regadío han sido llamativos los resultados del maíz, cultivo que ha dejado buen sabor de boca al agricultor por su comportamiento y por unos precios que aseguran la rentabilidad. Lo mismo ha sucedido con la patata, aunque no con la remolacha, que está dando menor producción.

En cuanto a las siembras, es cierto que la época ‘idónea’ para el trigo blando ha pasado ya, aunque ello depende mucho de las variedades que se empleen, como en el caso de la cebada. Por eso el agricultor debe hacer un esfuerzo por conocer las variedades entre las que va a escoger, sobre todo en relación a su ciclo. Las casas comerciales disponen de información suficiente sobre las diferentes posibilidades y el agricultor de hoy en día tiene formación suficiente para interpretarla.

Semilla y fertilización son dos capítulos en los que merece la pena pararse un minuto para establecer una estrategia, teniendo en cuenta que esta es una profesión de alto riesgo y que nadie sabe cómo va a ser el invierno.

El agricultor demuestra cada año que es un agente racional, que maneja del mejor modo posible un ‘factor riesgo’ que siempre está ahí. En ese sentido, esta es una ocasión para recordar que el principal factor para la continuidad de nuestra explotación es el meteorológico, es imprevisible, pero que el segundo está completamente en nuestra mano, y no es otro que la fertilización.

 

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