El pistacho ha empezado tímidamente la cosecha, con dudas sobre sus rendimientos. La comarca de Toro ha finalizado la recolección de la manzana, con una calidad y una sanidad excepcionales
La semana pasada ha comenzado la cosecha de pistacho en muchas zonas de la comunidad y ya se ha generalizado. Los arboricultores están pendientes del punto de maduración del fruto, pero sin perder de vista la evolución de las nubes.
En El Carpio, en el suroeste de la provincia de Valladolid, tiene su plantación Adrián Jiménez, que dispone de árboles de ocho años con una producción aún pequeña.
La primavera lluviosa tendrá consecuencias negativas en los rendimientos. Afortunadamente no por problemas de hongos, sino porque perjudicó a la planta en el proceso de polinización.
El exceso de lluvia también se dejó notar en el cuajado del fruto, que deparará un número importante de frutos vacíos. Es la consecuencia de un mes de mayo con un 15% de humedad superior a la media de ese mes en los últimos años, “cuando el pistacho demanda temperaturas algo elevadas y una humedad relativa baja”, subraya Jiménez, que prevé una pérdida de cantidad y calidad en el fruto. La abundancia de agua se tradujo en asfixia radicular, que se da incluso en suelos sanos y que produce una caída de hoja”.
Este año también ha habido abundante mala hierba, pero se ha contenido con laboreo y el empleo de herbicidas. Aun así, este agricultor carpeño espera obtener una producción comercialmente aceptable para la edad que tiene la plantación. Supondrá una diferencia abismal con respecto al año pasado, cuando la producción fue “cero” como consecuencia de la helada caída el 28 de abril.
Fruta en la comarca de Toro
Mientras tanto, acaba de terminar la cosecha de manzana en la comarca de Toro, una de las tradicionales productoras de fruta en Castilla y León. En este territorio repartido entre las provincias de Zamora y Valladolid se da “la segunda mejor manzana de Europa, solo por detrás de la que se da en determinadas zonas de los Alpes”, como destaca Ernesto del Palacio, agricultor de San Román de Hornija e impulsor de la marca Manzana de Toro.
Como recuerda este agricultor, “Toro es frutero desde los tiempos de Cristóbal Colón y solo decayó esa producción cuando se arrancaron los árboles para poner remolacha”. En la actualidad también se dan otras frutas, como el melocotón, “aunque el resultado es menos espectacular que en el caso de la manzana”. Además, la producción de cereza se abandonó en la zona por los daños que ocasionaban los pájaros.
La compañía de Del Palacio se llama Doble E y cuenta con treinta hectáreas en la zona, aunque próximamente serán cuarenta. Este abril acometerá nuevas plantaciones, cuyas plantas entrarán en producción en el otoño siguiente.
El primer año cada hectárea da 20.000 kilos de manzana, pero a partir del segundo año y durante dos décadas se cosechan 70.000. De ellos 50.000 kilos serán de manzana tipo XXL y 20.000 de frutos de tamaño mediano.
Finalizado ese plazo de veinte años el agricultor debe arrancar los árboles y dejar que el suelo descanse durante dos años agrícolas, en los que la finca se puede destinar a cualquier cultivo anual.
Por el momento el cultivo ofrece rentabilidad y menos atención que otras producciones. Tiene unos gastos anuales de 12.000 euros por hectárea y el beneficio ronda los…
Puedes terminar de leer el artículo suscribiéndote a CAMPO
