Con el propósito de remediar el desastre que acaece de manera periódica por las plagas, la Junta ha publicado hace dos semanas la orden en la que se establece la estrategia de gestión integrada frente al topillo campesino (microtus arvalis). El plan se radica las recomendaciones efectuadas por la Comisión de Roedores y otros Vertebrados, según las que la lucha contra este animal “no debe limitarse a los momentos temporales en los que existe riesgo de explosión demográfica, sino establecerse a largo plazo”.
El agricultor de Castilla y León que sufre las plagas pide más. Quiere soluciones y estas prescripciones no parecen satisfacerle. La norma establece la obligación para agricultores, ganaderos, silvicultores, etc. de vigilar los cultivos y plantaciones, para mantenerlos en buen estado fitosanitario. También, proporcionar a la Administración todo tipo de información sobre el estado fitosanitario de las plantaciones y de poner a su disposición los medios mecánicos para realizar cuantas actuaciones les sean requeridas.
Además de una serie de actuaciones preventivas de carácter voluntario, la orden de la Consejería fija prácticas fitosanitarias mínimas que se deben respetar en las comarcas del Pisuerga burgalés, Esla-Campos y Sahagún en la provincia de León, Campos en la provincia de Palencia, Campos-Pan en Zamora y Tierra de Campos en Valladolid.
En las parcelas de cultivo mediante siembra directa se deberán realizar labores de remoción de terreno al menos cada siete años, para los que es admisible el empleo de chísel, descompactador o grada. En todo caso, queda prohibido practicar siembra directa en aquellas superficies que salen de una situación proclive a convertirse en reservorio, como pastos, forrajes o barbechos.
Honorato Meneses, presidente de Asaja Palencia tiene claro que los agricultores son un elemento fundamental para acabar con las plagas de topillos, y de que serían los más beneficiados, pero no ve ninguna solución en la “estrategia integrada” de la Junta. “No tenemos herramientas”, reitera Meneses.
Las directrices de la Administración inciden en la responsabilidad que debe asumir el agricultor. “Y pondremos de nuestra parte, pero seguimos como hace quince años. No se ha investigado por qué se producen las plagas ni se han buscado soluciones. Las quemas están prohibidas”, censura.
El presidente de Asaja Palencia es consciente de que el laboreo mitiga las explosiones demográficas de los topillos, aunque no ve que sea el único remedio y reclama a la Junta otras medidas efectivas. Esta campaña se ha arado mucho en la provincia palentina, donde se culpaba a las alfalfas y la siembra directa -por el escaso laboreo- de ser responsables de la infestación, en gran medida. Meneses demanda mayor implicación de la Administración regional.
