Pedro Medina. Director general de PAC y Desarrollo Rural
Los créditos de carbono son un instrumento económico contemplado en el Protocolo de Kioto y posteriormente se refuerzan con el Acuerdo de París, el sustituto del Protocolo de Kyoto, aprobado en la Convención de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
En el artículo 6 de dicho acuerdo, que no fue desarrollado en detalle hasta la última cumbre del clima en Glasgow en 2021, lograron introducirse medidas para crear un sistema de créditos de carbono global y transparente.
Entre otras cosas, se pactó la creación de una base de datos y un registro únicos y un sistema común de verificación, algo que hasta ahora ha sido imposible de conseguir y que de alguna forma se pretende desarrollar con la propuesta de reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo por el que se establece un marco de certificación de la Unión Europea para las absorciones de carbono, que esta en fase de debate para su aprobación, en las distintas instituciones europeas.
Cada crédito de carbono representa una tonelada neta de emisiones de CO2 que se han evitado o que se han retirado de la atmósfera.
La propuesta de reglamento tiene como objetivo garantizar que cuando una tonelada de carbono sea absorbida de la atmósfera se pueda verificar de forma fiable, a la vez que crear nuevas oportunidades de negocio a las explotaciones agrarias y mejorar la vida en las vidas rurales.
No se olvida que la producción de alimentos debe seguir siendo la primera prioridad, pero el cultivo del carbono en principio pretende ayudar y aportar más rentabilidad a las explotaciones agrarias y permitir más oportunidades para la producción sostenible de alimentos.
¿Qué relación tiene este sistema con la PAC?
La actual reforma de la PAC 2023-2027 tiene entre sus objetivos generales: apoyar y reforzar la protección del medio ambiente, incluida la biodiversidad, y la acción por el clima y contribuir a alcanzar los objetivos medioambientales y climáticos de la Unión, entre ellos los compromisos contraídos en virtud del Acuerdo de París.
Asimismo, debe ajustarse y contribuir a los compromisos de la Unión Europea que emanan del Pacto Verde Europeo, las orientaciones de refuerzo de las absorciones en el contesto de la estrategia FITfor55, con las que se pretende alcanzar en 2050 la neutralidad climática, lo que exige hacer esfuerzos importantes en la reducción de emisiones a la vez que incrementar la absorción de carbono de la atmósfera.
Por tanto, existe una relación para ayudar a cumplir esos objetivos. Sin embargo, en mi opinión lo importante del programa de captura de CO2 es que debe reflejarse como una oportunidad de un nuevo modelo de negocio que recompense, de forma adicional a la actual PAC, a los agricultores y ganaderos por realizar prácticas agrarias en sus explotaciones para capturar carbono en los suelos y ello debe ser renumerado por un mercado de la UE que compense la captura, utilización, almacenamiento e incluso el transporte del carbono.
¿Qué tipos de crédito de carbono existen?
A modo de resumen es necesario diferenciar las distintas formas para la absorción del carbono en las que el sector agrario y forestal pueden participar. Son tres:
-Captura de carbono en los suelos agrícolas ‘Carbon Farming’: cubre actividades relacionas con el secuestro y absorción de carbono en suelos agrícolas y bosques, almacenamiento del carbono en la biomasa viva, la materia orgánica muerta y los suelos mediante la mejora de la captura de carbono o la reducción de la liberación del carbono a la atmósfera (actividad principal en mi opinión).
-Almacenamiento de carbono en productos: en árboles y productos y materiales de larga duración como materiales de construcción de madera.
-Almacenamiento permanente: cubre las actividades que almacenan el carbono a través del procesamiento de biomasa o directamente el carbono atmosférico.
Mercados de carbono
En cuanto a los mercados del carbono, actualmente son de dos tipos:
-Los créditos de carbono regulados, establecidos por el principio de “Techo y Comercio” y están regulados a nivel regional y nacional. o provinciales, para alcanzar la reducción de emisiones de Gases Efecto Invernadero ‘GEI’. Se generan y comercializan como cualquier ‘commodity’ con cotizaciones diarias.
-Los créditos de carbono voluntarios. Los generan, compran y venden las empresas para alcanzar sus compromisos de emisiones. Son cada vez mayor el número de iniciativas privadas de captura dióxido de carbono en los suelos agrícolas, en las que los agricultores venden créditos de carbono en estos mercados voluntarios.
¿Qué contraprestación se exige al agricultor?
Las actividades de absorción de carbono deben ser adicionales, es decir el agricultor que se acoja debe realizar prácticas que cumplan los dos criterios siguientes:
-Ir más lejos de los requisitos legales nacionales y de la Unión.
-El de producirse debido al efecto incentivador de la certificación.
A tal fin, las absorciones de carbono deben cuantificarse de manera precisa, garantizando que reportan un beneficio en forma de absorción neta de carbono restando en su caso el aumento de emisiones que pueda suponer la práctica adicional, con el objetivo de conseguir un almacenamiento a largo plazo y tener un impacto neutro en los objetivos de sostenibilidad.
¿Qué es la adicionalidad?
A la administración agraria, nos preocupa el concepto de adicionalidad, que puede lastrar o perjudicar a aquellos agricultores que ya están realizando prácticas de la agricultura del carbono incluso alguna de ellas incluidas en la nueva intervención de las ayudas directas denominada Ecorrégimen (siembra directa).
Por ello es imprescindible que el programa de carbono y en especial la certificación de las absorciones no penalice los esfuerzos que ya se están realizando y de verdad sean fondos extraordinarios y complementarios a los apoyos de la actual PAC.
En relación con el párrafo anterior, me preocupan algunas de las constataciones incluidas en la PUBLICACIÓN DE S.G. ANÁLISIS, COORDINACIÓN Y ESTADÍSTICA | SUBSECRETARÍA del Ministerio (AgrInfo nº 35. Marzo 2023), porque podíamos caer en el error de tomar esa referencias como línea de base y esta circunstancia penalizaría de forma especial a agricultores de Castilla y León que ya realizan prácticas, en especial siembra directa en un porcentaje elevado.
¿Qué actitud está mostrando el productor?
En estos momentos, los agricultores están expectantes ante los anuncios de este nuevo modelo de negocio y no tengo dudas que muchos de ellos se adaptarán a las exigencias adicionales siempre que suponga un incremento en la rentabilidad de sus explotaciones.
Pero a la vez existe el escepticismo, porque ya son muchas las reformas de la PAC en las que los requisitos de carácter ambiental son adicionales y sin embargo no han supuesto un mayor importe en sus ingresos, lo que se conoce como “más esfuerzos para los agricultores con menos presupuesto”, que incluso el propio Comisario de Agricultura ha acuñado.
Para que el sistema venga para quedarse, debemos exigir que los créditos de captura de carbono en los suelos agrícolas sean un nuevo “producto” adicional que los agricultores y ganaderos puedan vender junto sus producciones tradicionales: trigo, carne, paja, biomasa, etc… de forma que sea una nueva fuente de ingresos a la vez que poderse beneficiar al mismo tiempo de las ventajas adicionales relacionadas con una tierra más fértil y con mayor biodiversidad.
¿Qué debe hacer un agricultor que desee participar?
El agricultor que desee participar en este programa debe estar muy atento en los próximos meses y años, y recabar la mayor información posible.
En este sentido creo que las administraciones debemos facilitar las cosas a los agricultores y ganaderos que participen en este nuevo programa de créditos de carbono. Para ello es imprescindible que sea un elemento incentivador con una contraprestación o retribución atractiva acorde a un sistema de certificación de las absorciones netas creíble, fiable y robusto a la vez que asequible para los agricultores.
Para ello resulta imprescindible reforzar los sistemas de transmisión del conocimiento y la prestación de servicios de asesoramiento, así como proporcionar las herramientas adecuadas, uso de tecnología digital, inteligencia artificial, modelos predictivos y otros, para realizar una mejor evaluación y optimización de las absorciones, siendo imprescindible disponer de sistemas de certificación estándar y trasparentes que garanticen las pruebas de cumplimiento.
