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jueves, marzo 28, 2024
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Una exposición recupera la divulgación agrícola en la España de los siglos XVIII y XIX

El ‘Semanario de agricultura y arte para párrocos’ fue un instrumento de divulgación científica en la España ilustrada. Se dirigía a los sacerdotes como intermediarios con un vulgo mayoritariamente analfabeto. Lo recupera ahora ‘Tu librería de siempre’, en Mogarraz, en la Sierra de Francia

Nunca ha sido fácil conocer el suelo y dominar la naturaleza, arrancar a la tierra lo mejor de sí. Tampoco en la España del siglo XVIII, un país que bostezaba entre la estructura casi feudal de la propiedad y un paisanaje lastrado por el analfabetismo.

Fue a finales de ese siglo cuando un gobierno ilustrado alumbró la idea de transmitir al agricultor todo el conocimiento existente sobre la agricultura y la ganadería, además de disciplinas colindantes.libro agro 2

Fue el ‘Semanario de agricultura y arte para párrocos’, el primer periódico español dedicado exclusivamente a la agricultura y uno de los más importantes de contenido económico y científico de su época. Promovido por el secretario de Estado Manuel Godoy como instrumento de su política agraria, tuvo entre sus promotores al clérigo nacido en Mogarraz (Salamanca) Juan Antonio Melón. Naturalista y afrancesado, fue el primer director de la publicación.

Ahora, más de 200 años después, una exposición en la localidad salmantina rememora aquella aventura científica y literaria, de vocación fuertemente divulgativa. El responsable es Venancio Sánchez, propietario de ‘Tu librería de siempre’, la única tienda de libros en una población donde la cultura forma parte de la idiosincrasia local.

Venancio explica que la publicación se dirigía a los sacerdotes como intermediarios con los profesionales del campo, “puesto que eran analfabetos en numerosas ocasiones y los párrocos eran de los pocos que sabían leer”.

La colección consta de libros “con muy buena información, con unos grabados magníficos que reproducen diferentes aperos y algunos ingenios que representaban grandes novedades en la época”, describe el librero. Para él, “la exposición es una oportunidad para el pueblo, dada la importancia que tuvo Melón”. Hombre ilustrado y gran viajero, como prueba de su compromiso con el avance del país, fue responsable de la construcción de una escuela en la localidad cuando aquello era casi una excentricidad, a principios del XIX.

La Biblioteca Nacional de España atesora también algunos de estos volúmenes. Allí se informa de que el objetivo de la publicación era el fomento y desarrollo agrícola y el de las artes, industrias y manufacturas anejas, recogiendo todas aquellas novedades que en España, y sobre todo en el extranjero, se producían para el adelanto de estas actividades económicas.

Apareció de forma interrumpida cada jueves hasta su desaparición el 23 de junio de 1808, en entregas, generalmente, de dieciséis páginas y con la inserción de una lámina en cada número.

Como recuerdan desde la entidad, llegó a tener una importante tirada que alcanzó los 3.000 ejemplares, y en 1805 contaba con 2.273 suscriptores entre la élite política y eclesiástica de un país que contaba todavía con unas estructuras feudales poco propicias a planteamientos renovadores. Sus secciones más frecuentes son Agricultura, Economía doméstica, Plantíos, Artes, Libro y Carta a los editores, pero también contiene textos sobre jardines, huertas, bosques, riego, botánica, medicina doméstica, veterinaria, arquitectura rural o pesca y caza.

Contenía artículos de divulgación de técnicas y promoción de cultivos y manufacturas, información sobre medidas profilácticas e higiénicas y da cabida en sus páginas a una problemática e ideas críticas y renovadoras.

Para Fernando Pérez Rodríguez, quien llevó a cabo un primer estudio sobre el semanario, este es “un documento que refleja no sólo las contradicciones de la política agraria del momento, sino la problemática real que se oponía a los intentos reformistas”. Su colección completa la integran, además del prospecto, 599 números que forman 23 tomos semestrales, con índices de palabras y materias, así como de autores y obras citadas.


Texto: Ricardo Ortega

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