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viernes, marzo 29, 2024
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El viñedo acusa la falta de agua en Castilla y León aunque todavía no ha entrado en fase de estrés

El viñedo tiene este año una oportunidad de demostrar su legendaria capacidad de resistencia. La planta no tiene reserva de agua después de un invierno y una primavera muy secos, y se ello se puede dejar notar en la añada de 2019.

En torno al 20 de junio cayó alguna pequeña tormenta, sin granizo, en la comarca de la DO Ribera. Su incidencia en la planta será pequeña, e incluso puede haberle venido bien, como apunta el director técnico del consejo regulador, Agustín Alonso.

La planta se encuentra en plena fase de cuajado y el principal problema puede llegar por las escasas reservas de agua. No pude haber mucha bodega en un año seco como este, en el que el viticultor que dispone de regadío (en torno a una quinta parte de la Ribera) ha debido hacer riegos de apoyo.

Al mismo tiempo, en la DO Rueda está finalizando el cuajado sin problemas reseñables. No ha habido tormentas en una comarca donde la sequía ya está presente y donde aquellas parcelas que no se han regado lo van a pasar mal, como señala Luis Descalzo, de Nava del Rey.

Aunque siempre se pone a la viña como ejemplo de planta resistente, “lo es hasta cierto punto, y desde luego la uva no es la misma cuando hay escasez de agua; no puede madurar bien si le falta el líquido, y eso afecta a la calidad”, subraya Descalzo.

Por su parte, la DO Cigales se ha salvado de las heladas, aunque hace escasas fechas se registraban temperaturas nocturnas de uno y dos grados centígrados. Tomás Jurío, director técnico de Finca Museum, señala que las cepas de tempranillo ya han finalizado el cuajado, mientras que la merlot o la garnacha están acabando la floración. En general todo el viñedo va un poco adelantado con respecto al año pasado y también con respecto a la media de los últimos diez años.

Pese a todo, la planta acusa la ausencia de lluvias. “Yo no hablaría de estrés hídrico, pero puede haber un problema si no llueve en un mes”, avisa.

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